A Mariana Sánchez 

Mariana

habló, denunció, pidió su cambio y compartió sus temores, pero quienes tenían la responsabilidad de salvaguardar su vida y de actuar de inmediato para llamar a cuentas a su acosador , optaron por el silencio, la complicidad y la indiferencia, para así entregar su vida al criminal que ya la aguardaba.

La madre de Mariana Sánchez, María de Lourdes Dávalos, cuenta que no fueron las autoridades de Chiapas, ni un médico de la clínica del municipio de Ocosingo, donde hacía su servicio social, quienes le informaron del terrible hecho, pero que una vez que le fue entregado el cuerpo de su hija, "no quise abrir el ataúd".

"No podía verla. Solo estuve unos 20 minutos con el ataúd cerrado. No podía con nada más. Ahora me pregunto qué tenía que haber hecho, por qué tenían tanta prisa en llevársela. En ese momento no era consciente de nada”, afirma en entrevista con EL PAÍS.

Recuerda la última conversación con su hija: “Estaba muy apurada. Más de lo normal. Tenía mucha prisa y la noté muy angustiada. Me contestó llorando. Insistía en que la estaban acosando y que iba a volver a buscar a la directora. Quedamos en volver a hablar cuando terminara su trabajo, pero ya no pude. Ni siquiera sé si fue esa noche o al día siguiente por la mañana cuando la mataron”.

María de Lourdes Dávalos, fue notificada del fallecimiento de su hija por una amiga de ésta al día siguiente de que fue encontrado su cuerpo sin vida.

Afirma al diario español que al poco tiempo de que su hija llegara al municipio, le platicó por teléfono que un compañero médico comenzó a acosarla, razón por la cual pediría a la directora de la clínica un traslado. Mariana era pasante de medicina de la Universidad Autónoma de Chiapas, tenía 25 años.

"Estaba sola, sin apenas capacidad para comunicarse, pues la señal de teléfono e internet no llegaba hasta el cuartucho que el centro de salud le había proporcionado y en donde iba a trabajar durante un año como médica en prácticas", sostiene su madre a EL PAÍS.

La señora Dávalos platica que entre octubre o noviembre, Mariana le envió un mensaje a un amigo donde le contaba que “ese sujeto había forzado la puerta de su cuarto, la compañera enfermera con la que vivía no estaba. Y se metió el tipo. Se había subido a su cama mientras dormía, intentó manosearla. Ella se resistió y huyó”.

Dice que tras los hechos Mariana informó a los directivos de la clínica, además de presentar su renuncia, pero que le fue rechazada, pues le argumentaron que la necesitaban. "Le llevaron unos tamales y le dijeron que se tomara unos días de descanso para superar el trauma”, comenta María de Lourdes al diario.

Menciona que a ella le preocupaba que por denunciar al compañero médico que la acosaba se pudiera vengar de ella, pues aún cuando lo habían cambiado de turno la seguía acosando. “Yo le insistí en que ya renunciara, pero a ella le urgía terminar su servicio social y comenzar a trabajar como médica. Estuvo meses esperando un traslado que nunca llegó. Nadie le hizo caso”.

Mariana fue encontrada sin vida el viernes 28 de enero, según la Fiscalía de Chiapas, cerca de las 8:30 horas, luego de que policías, peritos y ministerios públicos arribaron la colonia Nueva Palestina, del municipio chiapaneco. Su madre dice que el mismo día que le entregaron el cuerpo, que para entonces ya era sábado, fue incinerado sin que ella firmara o diera algún consentimiento.

A Mariana como a miles de mujeres asesinadas por ser mujeres nadie les hace caso tal como afirma su madre, por lo que una vez más la indiferencia y el desprecio son los aliados de los criminales. La impunidad con la que acosan, amenazan y destruyen vidas solo tienen límites cuando asesinan a sus víctimas.

La violencia sexual no distingue edades ni condición alguna, es un crimen que sucede y crece en sociedades cuyo tejido social se ha destruido, y en donde los criminales actúan con las complicidades del silencio y de la protección.

Me sumo a las voces que exigen justicia en el sentido más amplio y no solo chivos expiatorios, porque cada día al llegar la noche habrá al menos 10 familias que en algún rincón del país perderán una hija, hermana, madre, esposa, por la única razón de ser mujer.

Senadora de la República 

Google News

TEMAS RELACIONADOS