“Los niños y niñas narran eventos de extrema gravedad. Sus descripciones develan indicios de un posible patrón delictivo. Como en los casos anteriores se trata de un grupo de adultos actuando de manera conjunta dentro de la escuela (…)”.

“De mayor preocupación, 10 niños y niñas describen cómo los sacaban de la escuela y sufrían abuso en otros lugares. Varios describen casas y otros narran cómo eran subidos en coches. Ser sacados de la escuela y llevados a otros lugares en los que sufren abuso sexual nos resultaba tan difícil de creer (...)”.

“Refieren ser obligados a realizarse tocamientos entre los propios niños y niñas, sufrir agresiones físicas y presenciar la exhibición de un adulto frente al grupo o incluso de observar actos sexuales entre dos o más adultos. Las víctimas describen ser amarradas y amordazadas. Narran el vergonzoso abuso sufrido frente a sus compañeros y compañeras y el sufrimiento de escuchar a sus amigos pedir ayuda (…)”.

“Es importante notar que 4 niños y niñas describen la presencia de cámaras o ser filmados. Varios niños y niñas describen ser llevados a lugares en donde se quedaban dormidos, tomar cosas que les dan sueño o describen la presencia de niños y niñas dormidos”.

Lo que acabamos de leer es la descripción de 49 menores abusados sexualmente, y que forma parte de una de las investigaciones y del informe que la organización civil Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia (OID), presentó y que lleva por nombre “Es un secreto”.

Las investigaciones realizadas surgen a petición de la Fiscalía General de la República (FGR), para apoyo en la atención a un número grande de víctimas de entre 3 y 5 años de edad, tras una oleada de denuncias de abuso sexual en contra de niños y niñas en una escuela preescolar pública. A través de los años la ODI ha litigado casos en los que niños y niñas muy pequeños narran haber sufrido violencia inimaginable en preescolares y primarias públicas y privadas.

El informe señala que se trata de patrones delictivos marcados por acciones organizadas entre varios adultos, y perpetradas de manera masiva dentro de un plantel escolar. Señala que múltiples fiscalías locales y la federal han tenido conocimiento de estos casos durante años, y han sido incapaces de investigarlos adecuadamente.

La organización civil sostiene que la fragmentación de la investigación, la exclusión de las víctimas y la falta de procedimientos adecuados para la testimonial infantil, se traducen “en una garantía de impunidad” para la delincuencia compleja contra la infancia.

Resalta que los padres y madres carecen de información adecuada sobre cómo hablar con hijos e hijas para detectar posible violencia sexual. “Los niños y niñas carecen de información y medios accesibles para denunciar violencia”, enmarca.

Coincido con la organización en que la escuela debe ser un espacio seguro, en el que padres y madres depositan su entera confianza día tras día, es un elemento indispensable para la sociedad, particularmente como afirma la OID, porque una escuela segura es derecho individual del niño, niña y adolescente.

Como advierte el informe, “el Estado debe encarar frente a estos datos la obligación de garantizar la no repetición de estos delitos. La investigación de delincuencia compleja requiere de la actuación del Estado”, ya que la OID ha logrado identificar patrones delictivos que indican la posibilidad de que numerosos preescolares y primarias han sido capturados y utilizados como espacios para la comisión de delitos de explotación sexual infantil en línea.

Quiero reconocer a la organización civil Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, su trabajo y las investigaciones realizadas.

Desde la Comisión de los Derechos de la Niñez y Adolescencia del Senado de la República, realizaremos tanto un Foro como un Parlamento Abierto en conjunto con la OID, para actuar en consecuencia y de manera urgente, con la intención de romper y acabar con "el secreto".

Senadora de la República

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