Las historias se multiplican aun en aquellos territorios en donde esto nunca antes había sucedido.

Levantar brigadistas, promotores, candidatas y candidatos para amenazar, advertir y dejar en claro que quienes mandan en ese territorio son la delincuencia y el crimen organizado ya se convirtió en lo cotidiano, y en muy diversas campañas, estos gobiernos paralelos son considerados como parte de la ecuación electoral.

Recientemente un conocido candidato, que ha gobernado su municipio en varias ocasiones, me compartió que en todos los años que lleva en la política nunca había visto los operativos para amenazar a la población, "los sacan de sus casas en la madrugada para advertirles que, si votan por un partido diferente al que ellos les ordenan, regresarán a quemar sus viviendas y a matar a sus familias".

Otros cuentan que a plena luz del día y en eventos con población presente, llegan encapuchados para ordenar que deben retirarse porque el “señor o el patrón” así lo ordena y no quiere más problemas.

Una de las candidatas tuvo la confianza de compartirme que en un evento llegaron niños encapuchados portando largas armas, y que al acercarse a uno de ellos, éste le rogó que se fuera y obedeciera al “patrón”, pues de no hacerlo a él se lo iban a "quebrar", y le dijo: “mire candidata yo la conozco, usted no sabe quién soy, yo quiero a su familia, le aconsejo que mejor busque al patrón y hagan un acuerdo porque no quiero que la lastimen”. La candidata concluyó el encuentro ciudadano y desalojó el mismo.

Son los dueños de cada vez más territorios y actúan a sus anchas sin freno alguno. El gobierno ahí no existe, porque el gobierno son ellos.

Así que mientras algunas y algunos candidatos hacen promesas a destajo y reparten papelería; otros llegan a punta de pistolas, metralletas y cuernos de chivo a imponer su voluntad y conveniencia.

En este proceso electoral han sido asesinados 143 candidatas y candidatos de acuerdo con Integralia Consultores, eso sin contar a las y los candidatos levantados y a los municipios sin candidaturas, porque ahí ya se sabe quién gobierna y quién seguirá gobernando.

Algunos han optado por abandonar las candidaturas ante las amenazas del crimen, ya que el respaldo político con el que cuentan no es suficiente para continuar.

Hace algunos años al asistir a la toma de protesta de un gobernador, estaba sentado junto a mí un experimentado político de esa región, mientras el gobernador daba su primer mensaje alentando a la ciudadanía y asegurándoles un mejor futuro, el político se me acercó al oído para decirme: “tiene muy buena voluntad el gobernador, lástima que los narcos llegaron a gobernar el estado antes que él. Hoy son los amos en muchos municipios".

Este otro poder cuyo instrumento es el uso de la fuerza, de serle útil o funcional de la muerte, no puede ser invisible para el Estado mexicano, no puede hacer de cuenta que es imposible cambiar la realidad cuando su poder es creciente, y sus demostraciones hacen gala de absoluta impunidad y del sometimiento a diversas autoridades e instituciones que les resultan indispensables en su cadena de operación.

Este otro estado no pregunta ni va a convencer, ordena y obliga a que se obedezcan sus reglas, y quienes los desafían, enfrentan las peores consecuencias.

Este proceso electoral ha dejado ya familias desprotegidas, hijas e hijos huérfanos; y mientras las autoridades electorales enfrentan la embestida más grande en su contra, los criminales no necesitan llegar a las urnas porque con su poderío e impunidad quitan de las boletas a quienes consideran estorbo y amenaza, y colocan a quienes ellos quieren, haciendo de todo para que en las urnas ganen sus aliados.

¿Hasta dónde llegarán los criminales en los procesos electorales?, es difícil de advertir, pero hasta donde hoy han llegado, constituyen una clara amenaza a la democracia, la libertad, y ya no digamos a la legalidad.

"Es un crimen organizado que hoy gobierna en partes del territorio mexicano. Estas redes capturan pedazos el Estado. Están metidos en cuerpos de policías, financiamientos de obra pública y en campañas políticas. La mayor parte del dinero de la delincuencia organizada pasa por corrupción política"... Edgardo Buscaglia.

Senadora de la República.

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