Si de por sí ya es difícil localizar los pósters originales y los lobby cards coleccionables, ya no se diga con documentales y piezas únicas del cine mexicano raro, extraño y bizarro. No hay fuentes confiables y muchos testimonios de películas importantes están perdidos en algunas bodegas y se manejan sólo por medio de coleccionistas selectos.

Hace unos años, La Lagunilla se había convertido en un cementerio no sólo de películas, sino de cines viejos que no estaban localizados en ningún libro o revista. Fomento Editorial y La Filmoteca de la UNAM no tienen películas, ni siquiera las básicas, que andan rodando por ahí con información compartida sólo por unos cuantos. La décima entrega del célebre abecedario del cine mexicano precedida de la aventura, búsqueda, condición, disolvencia, eficacia, fugacidad, grandeza, herética, ilusión, justeza, seguida por la catarsis, lucidez, madurez, novedad, ñerez, orgánica, potencia del cine mexicano y demás investigaciones en curso del crítico cinematográfico Jorge Ayala Blanco, el de mayor trayectoria en nuestro México.

Aun así, es muy difícil dar con los testimonios gráficos de la época, desde “El secuestro de un policía” hasta “Mecánica nacional” y “Las Poquianchis”. Otros ejemplos son los de las taquilleras “Bellas de noche”, uno de los mayores éxitos del cine nacional, lo mismo que la referencia obligada de “Alucarda, la hija de las tinieblas”, de Juan López Moctezuma. “Comando marino” y “Canoa” dan cuenta del llamado otro cine mexicano, por los temas que tratan.

El narco ha sido mitificado por películas como “División narcóticos” y la saga sangrienta de “El fiscal de hierro”, una de las películas más brutales y salvajes del cine nacional. No podía faltar la mitología de “Gangsters contra charros” del inefable Juan Orol, creador y mitificador de muchos temas. Otra de las vertientes más interesantes de nuestro cine es la protagonizada por Evita Muñoz “Chachita”, “Hermelinda Linda”, sin la que es casi imposible de explicar un género preponderante en la filmografía del cine nacional.

Las invenciones del cine mexicano van desde el infalible documental “Q.R.R. (Quien Resulte Responsable)” de Gustavo Alatriste, que denuncia el nacimiento y desarrollo de Ciudad Neza. “Lo negro del Negro” es un filme de acusación de los abusos policiacos, en tiempos de su compadre “El Negro Durazo”, así como “Siete en la mira”, de los hermanos Almada, cumbre y éxtasis de la violencia criminal.

Nuestro cine no ha desdeñado cintas como “Platillos voladores”, adentrándose en las visitas extraterrestres de comedias en donde un mundo nos vigila.

Otra vertiente es el pandillerismo de temas como “Perro callejero” y los desvíos delirantes de México, “México ra, ra, ra”. Sin olvidar la vampirología nacional de “El mundo de los vampiros”, cuyos protagonistas han sido El Santo, El Enmascarado de Plata y su compadre Blue Demon, que han dado motivos a la comedia negra, como “El esqueleto de la señora Morales” y la saga de cintas que componen “El fiscal del diablo”. Títulos como “El violador infernal” y “El grito de la muerte”, han dado lugar a ejemplos de lo más paupérrimo y provocativo como “Pafnucio Santo”  y el intento de un cine de autor como “Camino largo a Tijuana”, “Kalimán” y “La ciudad al desnudo”.

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