Resulta temerario opinar sobre las mejores serie de televisión, cuando en la lista de “Las Mejores series de tv de todos los tiempos”, según la revista “Rolling Stone” de diciembre de 2016, están consideradas acabados modelos de basura como “Seinfeld”, apreciada por algunos críticos como “la gran comedia americana”; o el “The tonight show”, de Johnny Carson (que ni siquiera es serie), aparte de esa maldición (luego de las primeras temporadas) que resultó la agobiante y repetitiva apología zombi, “The walking dead”.

Actores, ejecutivos cinematográficos, guionistas, periodistas y críticos dejaron su valoración personal de gustos (o no) pervertidos como ejemplo de lo que se consumía en la otrora caja idiota.

Lo cierto es que, indudablemente, también se hacían buenas series al margen del género del que se tratase. Ahí están los ejemplos que, con el paso del tiempo, se han convertido en modelos a seguir, como “American idol”, que muestra cómo se maneja la bajeza musical para promocionar en competencia a ídolos de papel.

El escalafón a la hora de la verdad perdurable, se lo llevan series como “Los Soprano”, “The Wire”, “Breaking bad”, “Twin Peaks”, “Friends”, “The wonder years”, “Sex and the city”, “Dallas”, “The fugitive” y “The twilight zone”.

En el ámbito de la investigación policial con tintes de thriller está “The shield”, un gran compendio de la corrupción como algunas otras series que, aprovechando que prácticamente no hay reglas, hacen pasar como series a algunos exitosos shows nocturnos como “The Ed Sullivan show”, “The muppets show”, “Jeopardy”, “The Dick Van Dyke show”, “Sesame street”, “Late night whit David Letterman” y otras por el estilo.

La guerra puede ser divertida, como lo muestran series como “M*A*S*H*”, lo mismo que la comicidad excéntrica de “Curb your enthusiasm” y un clásico referencial hasta nuestros días, “The Simpsons”, aparte de las irreverentes aventuras del par de punks de “Beavis and the Butt-Head” y un paseo inglés de la estirada serie para freaks de la aristocracia de “Downton Abbey”.

El terreno de lo fantástico desbocado tiene su más acabada expresión en “The X Files”, ignorando deliberadamente o no sucesos como “Outer limits”. El buró de investigaciones especiales tiene varios ejemplos de aplicación de la ley: “Law and order” y “The People vs O.J. Simpson”, de “American Crime Story”.

Faltan las exitosas “The invaders” (David Vincent los ha visto), y muchos de los true crimen, hasta logradas versiones de asesinos en serie como la estupenda “Dexter”, las vicisitudes de Henry Lee Lucas, Ted Bundy, John Wayne Gacy y otros esteticistas del homicidio, así como la historia del más famoso de los Goats (el mejor de todos los tiempos), Tom Brady y la revolución que supuso en su momento la ci-fi con “Star Trek”. Otros géneros de la animación que no deben ser ignorados son “South Park” y la excentricidad que en su momento representaron “The Rutles”, al pitorrearse de los mismísimos The Beatles, financiado por el propio George Harrison.

Series puede haber muchas, buenas, malas y olvidables. No sería mala idea actualizar la lista.

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