Quién lo hubiera imaginado. La reciente edición del controvertido festival donde tocó alguna vez Café Tacvba, sin convocar siquiera a las moscas en el desierto de Indio, California, que se presenta en el Empire Polo Club, tiene un line up insólito para lo que le queda de vida con el front man mexicano querido y odiado al mismo tiempo, el veinteañero Peso Pluma, más Lana del Rey, Taylor The Creator, Blur (que regañó bien y bonito a los asistentes a su set) y Ice Spice, Doja Cat y J. Balvin. La convocatoria de “músicos” incluye también a Sabrina Carpenter, Suki Waterhouse, Leserafim y No Doubt.

El precio para verlos o padecerlos es de casi 500 dólares promedio y billete verde extra con transporte incluido en varios niveles.

La cultura global de la latinidad, que alguna vez convocó al escenario a Los Ángeles Azules, no significa nada para los amantes del rock, extrañados por la ausencia de estrellas del género en declive. En su lugar hay una serie de nombres y estilos, la mayoría olvidables para los que no comulgan con lo regional como Carín León, Latín Mafia, Bb Tricks, Eddie Zuko, Depresión Sonora, Girl Ultra Son, Rompe Pera, Santa Fe Klan, Young Miko, Bizarrap, Rede Pears y otros de debut y despedida.

Los nombres de estas agrupaciones y solistas hacen que el Coachella parezca el estado de las disqueras independientes del reciente Vive Latino. Habrá también invitados especiales como Shakira u Olivia Rodrigo y hasta Will Smith, convertido en un freak que hizo un dueto con J Balvin.

La cobertura de algunos actos especiales correrá a cargo de YouTube del llamado “Festival más Importante de Estados Unidos”, mientras los Rolling Stones reparten polilla a discreción, en su tour de regreso (y a ver hasta dónde llegan, luego de Canadá, Houston, Arizona, Las Vegas y Seattle).

Mientras tanto, pocos se explican hasta dónde se ha distorsionado la música con tipos como Hassan Emilio Kabande Laija, alias Peso Pluma vociferante de reggaetón, tumbados y trap latino, estandarte de internacionalidad de dudosa procedencia, vía Zapopan, Jalisco, como sus compadres del Grupo Firme, que, según algunos ya pasó a mejor vida, dentro de lo peor que cantan en el sobrevalorado regional mexicano.

Braverito y respondón, Peso Pluma tiene por el momento el sartén por el mango de las redes sociales, incluyendo la desquiciante TikTok, que hace poco lo dio por muerto para ver reacciones y en donde la mexicanidad se ha apropiado del desértico pueblo a unos 200 kilómetros de Los Ángeles, California, donde se lleva a cabo el Coachella que hizo la finta con una presentación de los Talking Heads y sus hijos, los Vampire Weekend, suspendidos a última hora.

Hubo una vez en que el Coachella fue un festival básicamente de rock respetable. Hoy campea lo provincial desatado e indómito, con reyes que no duran lo que sus fans quisieran, como el puertorriqueño Bad Bunny, un anómalo viral difícil de explicar, como otros fenómenos del machista regional mexicano.

Livenation y Goldenvoice son las empresas tras un impensable festival como Coachella que, sin embargo, dejan carretadas de billete verde en la taquilla, como antes lo hacia el rock.

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