Al leer el artículo de Francisco Báez Rodríguez, “La política del deporte, entre la austeridad y el desorden” se me apareció la figura del iceberg. Como se sabe, de esa gran masa de hielo solo apreciamos la cúspide, la que se encuentra por encima del nivel del mar, pero es sostenida por un basamento varias veces mayor que es el que soporta la parte visible. Hablando de deportes lo que vemos son a los atletas, las competencias, los cuadros de medallas, etc., pero la política, la estructura y la burocracia que los hace posible escapa normalmente a nuestra visión.

Pues bien, Báez realiza un análisis informado de la política deportiva durante la presente administración. De entrada, presenta una síntesis: “la política de promoción deportiva… se ha caracterizado por 4 elementos: restricción presupuestaria, destrucción de iniciativas que habían funcionado, desorden administrativo y atención a las federaciones deportivas de acuerdo con su alineación política”. Algunas palabras sobre cada una de ellas.

1. Presupuesto. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) para 2023 debió recibir el 0.036% del Presupuesto de Egresos de la Federación, casi 3 mil millones de pesos. Hace diez años, a pesos actualizados, recibía 12,300 millones. Además, desde 2020 la Comisión eroga menos recursos de los presupuestados (en 2022 “se gastaron solo tres cuartas partes de los recursos aprobados”). Dentro de la austeridad hay prioridades y esas parece fijarlas el presidente, dice Báez. Los beneficiarios: beisbol, box y marcha olímpica.

2. Destrucción. La Olimpiada Nacional servía para impulsar la cultura física entre niños y jóvenes y para detectar talentos deportivos. Fue sustituida por los Juegos Nacionales Conade. La primera se realizaba en una sola sede y la segunda en varias Y ha dejado de cumplirse un objetivo “colateral”: la puesta al día de la infraestructura de la entidad sede. El Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento fue borrado. “Era fundamental para el pago de entrenadores, la asistencia a competencias internacionales… y la preparación general de los atletas”. El Compromiso Integral de México con sus Atletas (CIMA), un fideicomiso público-privado, también fue borrado en la vorágine contra los fideicomisos. También fueron suprimidas las Academias Deportivas Nacionales que operaban en 9 disciplinas.

3. Desorden. Los montos de las becas a los deportistas han disminuido y a pesar de que existen reglas de operación, “las ministraciones no siempre corresponden a la tabla de resultados”. Hay, además, “apoyos muy variables a algunas federaciones deportivas y al Instituto de la Juventud y el Deporte de Tabasco (sólo a ése)”. Además, según el autor, el Centro Nacional de Alto Rendimiento está subutilizado.

4. Atención diferenciada. “El trato de Ana Guevara a las diferentes asociaciones y federaciones deportivas no ha sido parejo, sino que ha dependido de filias y fobias políticas y personales”. Por un lado, se negó a entregar recursos para que la delegación mexicana pudiera asistir a la Universiada 2023, los apoyos al Comité Olímpico Mexicano se han reducido en un 90%, pero eso sí, apoyó al presidente de la federación de natación, Kiril Todorov, hasta que la Federación Internacional de Natación le retiró el reconocimiento.

El texto se encuentra en el libro coordinado por Ricardo Becerra, El daño está hecho. Balance y políticas para la reconstrucción. (Grano de Sal. IETD), que, junto con otros, realiza un balance general del actual gobierno.

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