El tiempo de reclusión se extiende, el semáforo sanitario en naranja y el pico de la pandemia en rojo, la bolsa seca, el futuro incierto, las paredes se estrechan y para colmo el entorno encabritado.

Nuestros representantes populares incesantemente se madrean entre sí, no se vale pensar distinto al Tlatoani —quien sea—, la razón está del lado del poderoso en turno, lo de ayer fue un fracaso, afortunadamente hoy nos redimimos. Este reiterado discurso parece agotarse en cada advenimiento sexenal. Apenas nos explicó Calderón el apremio por declararle la guerra al crimen organizado. Apenas observamos a Peña preciarse de haber concretado el portentoso Pacto por México. ¿Persistirá dicho atavismo y en su tiempo el sucesor de AMLO condenará enérgicamente la fallida transformación emprendida por el actual régimen? En tanto, nosotros los crédulos mandantes sucesivamente nos vamos con la finta porque ¡ésta sí es la buena! Precisamente, de mantenerse la supremacía de Morena en la Cámara de Diputados y su perspectiva de mayoritear en las 15 gubernaturas en juego en las próximas elecciones de junio 2021, la 4T consolidaría su plataforma política, abonando a su favor el terreno electoral para 2024. Sin embargo, las consecuencias del Covid-19 podrían alterar dichas expectativas debido al desempleo, la disminución de inversión privada, la mayor violencia, incremento de la pobreza, debilitamiento de las finanzas públicas entre otros factores.

Los índices tradicionales de medición de la realidad económica de los países siguen imperando, los estados de ánimo, la espiritualidad y la felicidad aun no intervienen en tales indicativos. Es así como nos enteramos que México dejó de pertenecer a los 25 países más atractivos para la inversión extranjera directa, elaborado por la consultora Kearney, en el cual los empresarios destacan la incertidumbre que hoy distingue al país. México cayó del sitio 50 al 53 en un total de 63 países en el Ranking Mundial de Competitividad 2020, de acuerdo al instituto suizo IMD. El PIB de México en 2020 se contraerá en 10% según el Bank of América, esperando una recuperación de 2% para 2021. La Cepal anticipa que para fin del presente año entre 14.9 y 21.7 millones de personas carecerán de los ingresos suficientes para adquirir una canasta básica; 47.8% de habitantes estarán en la pobreza y 15.9% en pobreza extrema. ¿Podemos sustraernos a tales evidencias? Recomienda dicho organismo adoptar medidas contracíclicas de estímulo fiscal para potenciar el ingreso ciudadano, además de instaurar un bono contra el hambre, a fin de contener el incremento de los niveles de pobreza, con créditos del Banco Mundial o del Banco Interamericano de Desarrollo.

La palabra clave que abre las puertas del convencimiento es “confianza”. Difícilmente convenceremos a los posibles inversionistas de apostarle a México mientras cambiemos las reglas del juego una vez iniciado. ¿Podemos jactarnos de ser un país de leyes cancelando contratos y obras avanzadas firmadas por gobiernos pasados, bajo el argumento de ser inconvenientes, improcedentes, corruptos o leoninos? ¿Podemos aspirar a integrar un bloque unido para juntos capear el temporal a base de descalificaciones e injurias?

Esta pandémica jornada no tiene cabida para buenos y malos, estamos en el umbral de la recesión económica más profunda que nos ha tocado —y probablemente nos tocará— vivir, en que incontables medianas y pequeñas empresas quebrarán, con el consiguiente desempleo y menor derrama económica, en que la recepción de remesas disminuirá, en que podríamos caer en una crisis alimentaria, agregando a todo ello los efectos de cualquier depreciación o alza de intereses de nuestra moneda. Por lo pronto, el semáforo electoral ya está en verde.



Analista político

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