A punto estamos del primer informe oficial de Andrés Manuel López Obrador, luego de los cotidianos mini informes mañaneros, del informe a los 100 días de gobierno y del informe al año de haber ganado las elecciones. En cuanto a presencia, el presidente no tiene precedente.

El predominio de Morena en el Congreso y el alto índice de aprobación de AMLO, bien pudieron ser capitalizados para luego de 14 años restablecer la tradición de acudir personalmente a rendir cuentas ante la nación. Como sea, en el mensaje anual, cada mandatario en turno al exponer la situación del país, seleccionó y acomodó datos y cifras, realzando lo conveniente, omitiendo lo incómodo. AMLO, antes crítico de la utilización de spots previos a un informe de gobierno, considerándolos estrategia para encubrir propaganda, hoy en diversos spots se jacta: “No es por presumir, pero soy un hombre de palabra”, alardeando trabajar desde temprano en temas de seguridad, haber eliminado pensiones a expresidentes, además de salarios y prebendas oficiales, haber prescindido de 8 mil elementos del Estado Mayor Presidencial para su custodia, haber mantenido sin alza los impuestos, gasolinas, gas y luz, todo ello sin aumentar la deuda pública, haber elevado el salario mínimo sin precedentes, haber apoyado a la gente humilde, agradecido por el respaldo del pueblo en la transformación pacífica del país, separando el poder económico del político. AMLO es cuestionado principalmente por la cancelación del NAIM, la imposición de Santa Lucía y demás proyectos de particular preferencia, por el estancamiento económico, la disminución de inversión extranjera, la precaria generación de empleos formales, los cuales descendieron a 69.4% al pasado julio, el aumento de homicidios, principalmente. AMLO tiende a difundir controvertidos datos y cifras, discrepantes a los publicados por expertos en distintas materias, aduciendo “tener otros datos”.

En óptima coyuntura, en vísperas de su primer informe, López Obrador bateó hasta el fondo del estadio, logrando tras arduas negociaciones, ya en el umbral de tribunales internacionales, llegar a un acuerdo entre la Comisión Federal de Electricidad con las 7 —por lo pronto firmaron 3— empresas involucradas en la construcción de gasoductos en todo el país. Así la CFE —conforme a AMLO— ahorrará 4 mil 500 millones de dólares —37.5%— en el transporte de gas. Los empresarios liderados por Carlos Slim se ajustaron en lo posible, logrando a su vez ampliar a 35 años los servicios de transporte de gas importado. El gasoducto listo para ya operar es el del sur de Texas-Tuxpan. No podía faltar el aguafiestas Wall Street Journal, sosteniendo que el ahorro real será de aproximadamente 600 millones de dólares, 13% de lo estimado por AMLO.

Adicionalmente se anunció la coordinación del gobierno con el sector empresarial con el objetivo de elaborar el Plan Nacional de Infraestructura, a fin de promover la inversión privada. Dicho plan incluye más de mil 600 proyectos de infraestructura, obras impulsadas por el Estado complementadas con capital privado.

Carlos Slim considera intrascendente si la economía crece este año, ya que en los venideros habrá una expansión. “Estoy convencido de que vamos a crecer bien y pronto”. ¿En verdad es intrascendente?

Carlos Salazar, dirigente del CCE, enfatizó que México cuenta con todos los elementos necesarios para que arranque la inversión y el desarrollo del país. Entonces ¿por qué no arranca? La plena coincidencia radica en que el motor que arrancará la inversión y propiciará el desarrollo es ¡la confianza!



Analista político

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