El reproche presidencial a críticos de su gobierno que mantuvieron silenciosa complicidad a lo largo de 36 años de corrupción y saqueo de regímenes neoliberales que condujeron al país a un estrepitoso fracaso, produce una serie de reflexiones.

Ciertamente México enfrenta serios retos y desafíos, inmerso en atenuar la enraizada corrupción, pero –muy- lejos está de ser considerado un país fracasado. México es un país de instituciones – a las pruebas nos remitimos- y de leyes, con un crecimiento promedio de 2.3% anual, justamente durante el lapso del desdeñado periodo neoliberal. A propósito, el gobierno de la 4T tan estricto para juzgar a sus anteriores, que el presente 2021 pronostica recuperar 5.5% del decrecimiento de 8.6% acumulado en dos años, al término del primer trimestre el supuesto crecimiento permanece en cero, lo cual nos hace dudar de alcanzar la meta prevista. Muy probablemente concluiremos el presente sexenio con similar índice del PIB con que inició.

Vivimos días resolutivos en el devenir del poder judicial, la propuesta prolongación –mas no reelección- del mandato del presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, en que cual sea el desenlace, será un punto de inflexión que redefinirá tanto el límite de autoridad del poder Ejecutivo como el grado de autonomía del poder Judicial. El ministro Arturo Zaldívar tiene una oportunidad excepcional de salvaguardar su honor

profesional así como el de la institución que representa, fijando en su oportunidad su inamovible posición de cumplir con el término del mandato que constitucionalmente se le confirió, sin caer en la fugaz tentación de seguir siendo aunque ya no sea. Don Arturo, que ningún árbol, por más frondoso, le impida ver el bosque.

Por otro lado, el TEPJF respaldó la resolución del INE, cancelando en definitiva las candidaturas a gobernadores, de Félix Salgado en Guerrero y Raúl Morón en Michoacán. La sanción desproporcionada y verdaderamente severa –aunque las cifras omitidas sean mínimas- se ejecutó, sin embargo, de acuerdo con lo establecido por la ley. Bien haría Mario Delgado en reconocer la impericia de Morena al no cumplir con un mero trámite burocrático de presentar gastos de precampaña al INE. El presidente López Obrador reaccionó con molestia, calificando el fallo del TEPJF como un exceso y un golpe a la incipiente democracia mexicana, señalando tanto a los consejeros como los magistrados involucrados como conspiradores contra la democracia. ¿Sería similar la reacción de AMLO en caso de que se tratara de candidatos del partido conservador? Raúl Morón, digno en todo momento, fue reubicado como delegado y responsable de Morena en su Estado, en tanto que el diputado local con licencia Alfredo Ramírez fue electo como reemplazo para aspirar por Morena a la gubernatura de Michoacán. Félix Salgado declaró “Se los advierto, voy a ser gobernador de Guerrero…se van a alegrar de nueva candidatura”. Se anticipa que la candidata podría ser la hija del mismo Félix Salgado, lo cual hace suponer que fungiría como una Juanita en beneficio de su progenitor. Posiblemente Salgado llegue a gobernar Guerrero, pero su abollada imagen sería el presagio de una turbulenta gestión.

Más que instituciones y partidos políticos, nuestro sistema político está dividido en bandos donde impera el rencor y la animadversión entre unos y otros, todos y cada quién en pos del poder, aunque luego no puedan con el poder.

Google News

TEMAS RELACIONADOS