De primaria, el gobierno federal está constituido por tres poderes de la Unión: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, cada uno con su ámbito de acción, estructuras organizativas, responsabilidades e independencia. Ningún poder está por encima de otro. Bien lo ha recalcado el presidente de la República: “El poder Ejecutivo no es el poder de los poderes”. Por ley o por costumbre -qué también hace ley-, en señalados actos o ceremonias protocolarias de Estado, asisten además del Ejecutivo, quienes encabezan los otros dos poderes. De ninguna manera el Ejecutivo es el anfitrión que decide según su estado de ánimo la asistencia de la representación del poder Legislativo y del Judicial, de ser así, la división de poderes se convierte en exclusión de poderes.

El presidente López Obrador de forma insólita, dispuso que a la tradicional ceremonia del Grito de Independencia y al desfile militar del día siguiente, no invitar a los representantes del Congreso de la Unión ni de la Suprema Corte de Justicia debido a que “No tenemos buenas relaciones con el Poder Judicial…se han dedicado a actuar contra la transformación y nosotros consideramos que están en contra del pueblo, son representantes de la oligarquía, de una minoría corrupta y rapaz”. O sea, los funcionarios públicos que no simpaticen con la 4T se hacen acreedores a ser marginados de actos de gobierno, si el presidente no la lleva bien con Olga Piña, no la invita, como si fuese una cuestión de humor, como si él fuese dueño del balón. Parecería que el presidente le abre las puertas de -su- palacio a quién decide. ¿Cuántas veces AMLO repite cada mañana la palabra “democracia”?

Y a quién sí invitó el presidente López Obrador a participar en el desfile cívico- militar de Independencia es a contingentes de los ejércitos ruso, además de Nicaragua – la dictadura más desvergonzada, impune e inmune de la región-, Venezuela, Corea, China, Salvador, Cuba, entre otros. Rusia enfrenta la repulsa global por haber invadido a Ucrania, incluso nuestro país se pronunció en contra ante la ONU y ahora se le incluyó en la lista de convocados, la mayoría de ellos de por sí cuestionados. El presidente parece sorprenderse ante tal rechazo, culpando a la mala prensa en su contra: ¿Por qué cuando Calderón invitó a Rusia a participar en el desfile no hubo tal reacción? Bueno, probablemente sea porque entonces Rusia no había invadido brutalmente a Ucrania.

Igualmente, de manera inesperada, México por conducto de la flamante secretaria de Relaciones Exteriores, solicitó su reincersión al G-77+China -la mayor concentración de países en desarrollo-, foro que abandonamos en 1994, coincidiendo con nuestro ingreso a la OCDE, durante la Cumbre celebrada en la Habana, Cuba -la próxima reunión será en Uganda-. México a partir de su salida del G-77+ incrementó notoriamente su relación de negocios e inversiones con Estados Unidos -principal socio comercial- y Canadá. ¿Cuál habrá sido la motivación de fondo para regresar imprevistamente al G-77+China? ¿Qué opinarán nuestros principales socios comerciales?

Lamento discrepar de las decisiones reactivas del presidente López Obrador, lo deseable es coincidir y sentirse parte del lado correcto de la historia.

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