El abuso del micrófono oficial tiende a producir declaracionitis, fluyen imprecisiones, equívocos y ambigüedades en el intento de acomodar la verdad a voluntad. Apenas dos meses atrás, Hugo López Gatell vaticinó públicamente que el número de muertos por el Covid-19 en nuestro país fluctuaría entre 6 y 8 mil personas. Hoy la cifra oficial - ¿y la real? - ronda en 25 mil fallecidos. Este desmesurado e inexcusable desfase, superior al 300% le pega directo al ánimo poblacional y levanta dudas con respecto a la capacidad profesional de los encargados de decidir la estrategia para atemperar el coronavirus.

Precisamente, el síndrome de declaracionitis es frecuente en las mañaneras presidenciales, efecto de la prolongada improvisación frente a las cámaras a nivel nacional. Bastó la presentación por parte de AMLO en su conferencia mañanera de un presunto plan denominado Rescatemos a México, elaborado por un supuesto Bloque Amplio Opositor –BOA- cuyo objetivo consistía en arrebatarle a Morena su mayoría en las próximas elecciones de 2021, para que anticipadamente quedara abierta la temporada electoral cuyo inicio formal habrá de ser hasta el próximo septiembre. Es así que nos vemos inmersos en lo que promete ser –además de largo- un aguerrido proceso electoral, del cual el presidente se ha adjudicado el papel de guardián de los derechos y libertades del pueblo, garantizando el voto libre, elecciones limpias y libres, todo ello ejerciendo su derecho a manifestación como cualquier ciudadano. Nada más que el presidente no es cualquier ciudadano, él representa al poder Ejecutivo y en todo caso el garante de las elecciones es el INE- y en su turno el TEPJ-, organismo constitucional autónomo; ninguna otra autoridad de ningún nivel tiene atribuciones en materia electoral, su función es apartarse de dichos procesos. La aversión de López Obrador al INE ha sido evidente - 2006 no se olvida-, en cada oportunidad se ha opuesto a los excesivos emolumentos de sus Consejeros, inculpando al Instituto de nunca haber garantizado elecciones limpias y libres: “Nosotros triunfamos porque fue una ola, era imposible de hacer un fraude”. Para la reflexión: El presidente desconfía del instituto electoral autónomo responsable de las elecciones en el país que gobierna.

Reitero que la aventajada posición de Morena en el espectro político nacional, le permite conducirse con cortesía y estilo, no hay motivo para empujones ni sobrerreacciones. En términos de AMLO, que se preocupen sus adversarios, que busquen legítimamente convencer a sus potenciales electores, ellos son los que deben remar cuesta arriba.

Podemos anticipar un choque de trenes entre el INE y el presidente López Obrador, derivado de la interpretación que el Instituto haga en referencia al contenido del matutino mensaje presidencial. La dinámica de las insustituibles mañaneras no va a cambiar, las expresiones y comentarios a favor de la transformación continuarán, al igual que las denostaciones en contra de los conservadores adversarios del régimen, el ya no es como antes prevalecerá al igual que el no somos iguales, los de arriba serán recordados tanto como los de abajo, y saben por qué?, porque se trata de un arraigado discurso inmerso en la naturaleza del expositor. Por otro lado, el INE le advierte a AMLO que cualquier expresión electoral en sus espacios de propaganda gubernamental ocasionará que el organismo actúe de oficio, pudiendo emitir incluso algunas medidas cautelares, ya que los gobiernos deben de ser absolutamente neutrales frente a las contiendas.

Será interesante observar el intento de censura de la autoridad electoral a la declaracionitis presidencial.

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