A unos días de dejar el año atrás, 2025 estuvo marcado por la incertidumbre y por un lánguido crecimiento económico. En el exterior, la tecnología lleva la globalización a niveles nunca antes vistos, pero barreras como las comerciales traen de vuelta los muros y cortinas del siglo pasado. En el interior, se observa un creciente empeño por volver a la centralización económica y de otros ámbitos de poder. En general, discursos en pro de la libertad, pero actos predominantemente iliberales.

La última encuesta del Banco de México refleja peores expectativas sobre la economía mexicana para el cierre de 2025 y 2026 (Banxico, 2025). Los expertos del sector privado esperan que la inflación general roce el límite máximo del objetivo del Banco Central en 2026, siendo la inflación subyacente la que seguirá presionando al alza. La actividad esperada sugiere que se mantendrá el enfriamiento del mercado laboral y la generación de empleo formal a la baja. El crecimiento esperado para este año es de 0.39%. La expectativa de crecimiento para 2026 también se revisó a la baja, lo que apunta a que el estancamiento de la economía persistirá.

El problema de la economía mexicana dejó de ser coyuntural tras el fin de la pandemia. Es cierto que muchos rezagos se originaron en la crisis sanitaria. Empero, hoy enfrentamos las consecuencias de una serie de decisiones que han mermado la ya de por sí baja productividad del país.

El problema es estructural y tiene que ver con que más de la mitad de la fuerza laboral está empleada en la informalidad. Con la satanización del gasto y la deuda, que mantienen la inversión en desarrollo más baja que nunca. Con los crecientes desincentivos a educarse o a participar en la economía formal. Con la incertidumbre que generan la falta de claridad en las reglas del juego y el desmantelamiento de instituciones. Con la predominancia de una política social que sacrifica la focalización funcional a cambio de universalidad. Y ninguna de estas tendencias pareciera revertirse el próximo año, si no todo lo contrario.

Al día de hoy, México ha esquivado las expectativas de recesión previstas para este año (OCDE, 2025). Sin embargo, el hecho de que la situación actual no sea tan mala como se anticipaba no debería llevarnos a conformarnos con los resultados obtenidos. La economía mexicana está estancada y el retroceso social es real. Revertir esta tendencia implica un cambio de paradigma. De no hacerlo, nos espera otro año de incertidumbre y sin crecimiento.

@JosePabloVinasM

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