Decíamos ayer que a mitad de camino entre su Inauguración y la Elección Intermedia, el Régimen navega en un mar crespo de complicadas olas económicas, de inseguridad, de tensiones fronterizas con Norteamérica, de salud y de integración del partido que lo llevó al poder y deberá ratificar su abundante triunfo en el 2021.

La Pandemia del Coronavirus, por méritos propios e indiscutibles, se ha instalado en el centro de la escena mundial y nacional y lo ha hecho por las inmensas implicaciones que tiene en materia de contagiados, enfermos y fallecidos y en lo relativo al aún incalculado impacto económico derivado del gasto, de las pérdidas y del costo que implicará la reconstrucción de la salud y la economía de los países afectados que acabarán siendo todos.

En lo nacional a medida en que el brote avanza y medidas de contención y mitigación han sido introducidas y ampliadas, la duda y la preocupación crecen por horas respecto, por un lado, del impacto, alcance y prolongación de la ola y, por el otro, del estrago económico que este fenómeno natural acabará causándonos. Con los días, la curva exponencial se va irguiendo sobre el papel al tiempo que la economía nacional, ya de suyo muy desmejorada desde hace varios trimestres, va mostrando impactos graves que se esparcen igualmente por contacto a lo largo y ancho del territorio y eso que no hemos llegado aún a los momentos más extremos de esta incertidumbre que arrecia.

No hay que ir muy lejos para darse cuenta que en materia de pérdidas, gasto y destrucción no hemos comenzado siquiera a precisar los subtotales de esta Pandemia si no por otra cosa por el simple hecho de que el azote global está aún en curso y ni China, que por fortuna ya sobrevivió al brote, ha logrado totalizar el alcance del daño económico y tener ya precisado el costo de lo que empieza a reconstruir.

El gobierno mexicano, a medida que los números de afectados avanzaban tuvo tiempo para idear una estrategia de contención cuya promesa es “aplanar la curva” y esa estrategia implica medidas de desmovilización social y aislamiento cuyo impacto económico es inocultable y costoso, asunto que conlleva la pregunta de quiénes y cómo pagarán (están pagando ya) tales costos que se originan sí en “Hechos de Dios” y se complementan con “Decisiones de Gobierno”

En lo económico este gobierno ha sido reiteradamente enfático en 5 derroteros fijamente orientados: Lucha contra la Corrupción y Austeridad Republicana, Carácter Prioritario y no recortable de los Programas del Bienestar, Grandes Proyectos de gasto como Dos Bocas, Santa Lucía y Tren Maya, No Mayor Endeudamiento, No Reforma Fiscal.

En los hechos, el desempeño de la economía nacional en los 16 meses transcurridos ha pasado de la palidez al raquitismo del crecimiento Cero, de la sana austeridad republicana a los aprietos económicos de cada vez mas empresas y familias, de cada vez más numerosos empresarios e individuos, una caída de los ingresos públicos merced a los menguados precios del barril y la enflaquecida cartera de los contribuyentes. Las implicaciones económicas de la Pandemia se vienen a sumar a esta situación cada vez más dificultosa.

Este achicamiento del pastel ha puesto sobre la mesa la creciente dificultad de la economía nacional y este escenario ensombrecido ha abierto la posibilidad, al menos teórica, de que el Gobierno de la 4 T rectifique alguno de sus mantras en materia de ingreso- gasto. Sin embargo, un día sí y otro también, Hoy Mismo, el Presidente reitera su voluntad indeclinable de mantener el curso señalado por sus Cinco derroteros. Alguna ventana tendrá que abrirse.

Motivada por la Pandemia y sus daños y riesgos asociados, flota en el ambiente el interés despertado por una iniciativa lanzada por “líderes políticos a nivel mundial” instando a acreedores privados internacionales a que vean con buenos ojos “un proceso inmediato de reestructuración de la deuda”, háblese de condonación, mora absoluta o parcial de un periodo sin intereses u otras fórmulas.

A nivel doméstico, conocido el modo de mascar tabaco el capitán, llama la atención lo declarado por el diputado Delgado quien estuvo pronto a sumarse a la propuesta emitida por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) considerando “deseable” que FMI, BID, BDAL (CAF) condonen la deuda externa de países latinoamericanos –como México- para enfrentar la crisis desatada por la pandemia del Covid 19. ¿Tentación de trepar al furgón Covid 19 para cargarle los contagios que nuestra economía contrajo de otros modos en estos lares?

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