Mucho se ha dicho y escrito sobre la “nueva normalidad” que viviremos una vez que superemos todas las calamidades que trajo consigo la pandemia que hemos padecido durante este año y que ha significado una gran tragedia para muchas familias, muchos países y para la humanidad entera. También nos hemos cansado de escuchar la cantidad de historias que se han construido sobre quién, o qué país, es culpable de que este nuevo coronavirus, conocido como Covid-19, haya surgido y se haya trasmitido tan rápidamente a prácticamente todo el mundo. Sin embargo, más allá de lo que se dice -unos para culpar y otros para disculparse- entre los científicos existe cada vez un mayor convencimiento de que mucho de lo que estamos padeciendo tiene que ver con el cambio climático, que es consecuencia del poco cuidado que le hemos dado a nuestro medio ambiente.

Los datos con los que contamos son verdaderamente alarmantes. Las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial han alcanzado límites sin precedente y pueden aumentar aún más. Los últimos cinco años han sido los más calurosos de la historia; las temperaturas del Ártico y de la Antártida han aumentado en promedio casi tres grados desde 1990 lo que ha hecho que el deshielo alcance máximos históricos. Los niveles del mar suben y muchos de los arrecifes de coral se están muriendo. Los efectos fatales del cambio climático en la salud los podemos palpar en la contaminación del aire y en las cada vez más frecuentes olas de calor. Muchas ciudades, incluso algunas de países desarrollados, ven con pavor que se pueden quedar sin agua en los próximos años. Por desgracia, para algunos países el cambio climático y los temas ambientales son un problema lejano y secundario. Se requiere generar un mayor sentido de urgencia ante estos temas porque sus repercusiones son cada vez más graves y de su solución depende realmente el bienestar de toda la humanidad.

México no está exento de problemas y tiene mucho que decir al respecto. Durante mucho tiempo, el cuidado de la riqueza natural fue dejado de lado por algunos gobiernos y por la misma sociedad. Los esfuerzos que se han hecho en últimos años son a todas luces insuficientes. Nuestros ecosistemas han sufrido por la degradación ambiental producto de la contaminación y el uso irracional de nuestros recursos. Ojalá estos meses de confinamiento y todas las molestias que trae consigo, sirvan para que la sociedad cobre más conciencia sobre los problemas ambientales.

Como país tenemos un gran compromiso con las próximas generaciones de mexicanos y con el mundo entero. Somos uno de los países con mayor patrimonio natural del planeta. Poseemos la cuarta mayor diversidad biológica en el mundo. En el territorio nacional que representa el 1.5% de la superficie terrestre, existen prácticamente todos los ecosistemas. Aquí habitan entre 10 y 12% de sus especies, muchas de ellas endémicas. He ahí la importancia que tiene la biodiversidad mexicana y la responsabilidad que tenemos de su cuidado.

El cambio climático es sin duda el gran desafío que enfrentan los países. La tragedia que ha representado la pandemia que estamos viviendo, debe de ser la oportunidad que necesita la humanidad para replantearnos qué vamos a hacer para cuidar el mundo en el que vivimos. Es indispensable que todos los gobiernos asuman la parte de responsabilidad que les corresponde. Es un problema global que demanda una solución global. Si después de lo que nos ha tocado vivir durante el presente año no modificamos nuestras conductas en favor de un mejor medio ambiente, habremos dejado pasar una gran oportunidad que seguramente nos reclamarán las futuras generaciones.

Abogado. @jglezmorfin

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