La semana pasada, a causa de la pandemia del Covid-19 que azota a nuestro país y al resto del mundo, falleció quien a mi juicio ha sido uno de los mexicanos que más han honrado y dado lustre al parlamentarismo mexicano. Me refiero por supuesto al Maestro Juan de Dios Castro Lozano , que dejó una enorme huella que ha marcado historia, tanto en el Poder Legislativo, como en la vida interna del Partido Acción Nacional. Durante las últimas décadas el Poder Legislativo ha sido una de las arenas más concurridas en la lucha por la trasformación nacional. Mucha de esa transformación sólo es explicable por el paso de legisladores de la talla de Juan de Dios Castro, cuyo aporte ha resultado fundamental.

Su sello siempre fue el de la congruencia y el de la entrega total a la causa democrática nacional . Sus intervenciones en tribuna dejaron siempre una profunda huella en ambas Cámaras del Congreso. Discursos que van desde la búsqueda de la consolidación de la democracia en México, la obligación de cumplir las leyes, hasta la denuncia de los políticos que tanto mal le han hecho a esta nación. Espléndido jurista y catedrático experto en la ciencia del derecho; político conciliador e impulsor del cambio democrático; servidor público eficaz, honesto e intachable.

En su brillante carrera legislativa fue Diputado Federal en cuatro ocasiones, en las Legislaturas LI, LIII, LV y LIX y, Senador de la República en las Legislaturas LVI y LVII. Al introducirse en los discursos del Maestro Castro Lozano durante todo ese tiempo, nos damos cuenta de que sus palabras también van empatadas con los grandes momentos históricos de nuestro país. Momentos en los que el Poder Legislativo inició su consolidación como verdadero contrapeso del Ejecutivo. Sus discursos son un reflejo de la formación y del perfil de un abogado que supo balancear su pasión por la política y su brillante carrera como jurista. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que las aportaciones de Juan de Dios a la vida política parlamentaria han sido fundamentales para construir un Congreso moderno, demócrata y de contrapesos. Fue uno de los arquitectos de las reformas que dieron pie al nuevo modelo de trabajo en el Poder Legislativo.

Tuve la fortuna de compartir con Juan de Dios Castro trincheras en el partido y en el Congreso, y fue un privilegio coincidir con él en la LIX Legislatura; pude constatar que era uno de los pocos hombres que lograban conjugar actos y palabra en una misma dirección, sus batallas siempre tenían un común denominador: hacer de México un país más democrático, de libertades plenas y con visión humanista. Ya fuera desde el Congreso de la Unión, o desde la tribuna del Partido Acción Nacional , siempre supo que el testimonio era el ingrediente principal de su acción política. Puedo decir con orgullo que Juan de Dios forma parte de la generación de los panistas constructores de la alternancia, que supo poner su grano de arena para consolidar el México de instituciones, para abrir camino y para ser formador de nuevas generaciones .

Abogado. @jglezmorfin