Al mismo tiempo que estoy escribiendo este texto (la mañana del martes 3 de noviembre), millones de norteamericanos están participando en la elección de quien será el presidente de los Estados Unidos de América durante los siguientes cuatro años. Más de noventa millones de estadounidenses ya lo hicieron, votando anticipadamente. Por lo que estamos viendo, tanto por el gran número de votos anticipados como por las enormes filas que se observan este martes, se prevé una participación electoral muy superior a la de hace cuatro años. Lo que está en juego es si Donald Trump estará cuatro años más gobernando el país más poderoso de la Tierra. No obvia decirlo, pero lo que suceda hoy, tendrá impacto en todo el mundo.

Estados Unidos es para México un país prioritario, no sólo por la cercanía geográfica, sino por la problemática compartida que arrastramos desde siempre: seguridad, migración, drogas, tráfico de armas, y muchos etcéteras más. Sería imposible abordar todos los temas, pero, sólo por lo que toca al tema migratorio, cualquiera pensaría que un asunto tan complejo como la migración ilegal, que encierra en sí mismo un conflicto de fondo para varias naciones, debería de abordarse de forma multilateral, con visión estratégica, buscando soluciones de largo plazo, y no, como pretende resolverlo el Presidente Trump, utilizando su poder y su fuerza para imponer a otros países sus propias definiciones sobre el problema. La política migratoria de Trump es una política de terror; basta ver lo que hace dentro de su territorio con los migrantes indocumentados —incluyendo a menores de edad—, por cierto, una gran mayoría de ellos mexicanos: acoso, redadas masivas, más y más deportaciones.

Los daños que han causado las políticas impulsadas por Trump, son incuantificables. En el ámbito internacional: dio marcha atrás al Acuerdo de París, que busca frenar los impactos del Cambio Climático en el mundo; sacó a su país de la Organización Mundial de la Salud quitándole el apoyo económico; se retiró del Acuerdo Transpacífico (TPP) cuando ya se encontraba en su fase de ratificación; le declaró una guerra comercial a China poniendo en jaque los mercados de todo el mundo; es una amenaza para la cooperación internacional. Por lo que toca a su país, su discurso polarizador y xenofóbico que ha provocado la violencia en las calles, aunado al pésimo manejo que ha hecho de la pandemia, ha causado un enorme daño a la imagen de Estados Unidos. Por si todo esto fuera poco, Trump ha amenazado con no reconocer los resultados de la elección si no le favorecen.

No sé quién ganó la elección ayer martes; pero, estoy convencido de que, ni a México ni al resto del mundo le conviene que Trump haya ganado la elección. Es cierto que Joe Biden tampoco ha sido un buen candidato y a muchos sectores de la sociedad norteamericana no les inspira mucha confianza pero, dado sus antecedentes y experiencia, no me cabe la menor duda de que, en las difíciles circunstancias que el mundo está viviendo, su triunfo podría significar una oportunidad para reestablecer los canales de cooperación internacional que han sido dinamitados por Trump.

Abogado. @jglezmorfin

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