Crónica intimista de tintes autobiográficos, Minari (2020), quinto filme del sensible coreano-estadounidense en ascenso imparable Lee Isaac Chung, con seis nominaciones al Oscar destacando Actor, Película, Director y Guión, cuenta la saga de la familia integrada por Jacob (Steven Yeun), su esposa Mónica (Yeri Han), su inquieto hijo David (Alan Kim), la pequeña Anne (Noel Cho) y la abuela (Yuh-Jung Youn).

Chung aborda la parte más compleja de la migración; hace un retrato generacional, emotivo, sobre las razones para buscar el cada vez más esquivo, mítico sueño americano. Jacob emprende esta búsqueda a principios de los 80, dando un tono actual, diferente a historias similares ubicadas en coyunturas anteriores.

La incertidumbre, presentada con tono mesurado, suma escenas llenas de afecto, sin ser lacrimógenas. Se percibe por ello una novedad valiosa: Chung recobra cierta forma de relato, olvidada, donde cada personaje cuenta la historia en su segmento respectivo, tal cual lo hizo el mejor cine nacional tipo Los Fernández de Peralvillo (1954) de Alejandro Galindo. Aquí son unos Fernández de Arkansas buscando lugar en el mundo y pagando el precio.

Chung, maestro consumado, presenta la película de tal forma que el final tiene un dramatismo lleno de templanza, característico del melodrama hollywoodense social de los 50, tipo Wyler, Kazan y otros grandes directores.

Chung fusiona sus raíces culturales en una narrativa que este año interesó mucho a la Academia: sencillo, introspectivo, sin efectos ni estridencias, sólo el sensible pálpito de la vida filtrándose por la belleza de las imágenes.

Chung logra una de las películas más conmovedoras en años.

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