En columnas anteriores intentábamos aproximarnos al complejo fenómeno que en las sociedades de nuestros días se está dando como consecuencia de un profundo malestar y que ha tenido diversas expresiones a través de manifestaciones públicas que corren como ráfagas incontenibles en países tan insospechados como Chile o Francia (chalecos amarillos) entre otros.

En nuestras aproximaciones anteriores percibíamos que la causa de un fenómeno de esta naturaleza no estaba únicamente relacionada con causales de carácter político o económico. Al parecer existen causas más profundas vinculadas con el denominado mundo vital, el mundo de la cultura, los valores, las ilusiones, el modo de ver el mundo de una determinada sociedad. Explicábamos que el malestar más profundo podía tener como causa la lejanía que percibe este mundo vital de las decisiones, del rumbo de la sociedad a la que pertenece. Digamos que se siente ajeno a lo que a su alrededor determina su futuro y su presente.

Pero ¿qué es a lo que se siente ajeno?, ¿dónde se están tomando esas decisiones que aparentemente están tan alejadas del sentir del ciudadano de a pie?

Siguiendo las ideas de los autores que se han aproximado a este problema podríamos decir que la sociedad occidental dominada por la relación Estado-mercado ha construido los modelos de vida ciudadana de espaldas a aspectos más profundos de la personalidad. Estos recorren la aproximación a la cultura, a la expresión personal y artística, a las necesidades de carácter más espiritual. De manera que los modelos que los olvidan producen desencanto en el ciudadano de a pie.

Estos mismos autores señalan que el modelo político moderno al paso de los años se ha venido precisando hasta construir lo que denominan la tecnoestructura. La tecnoestructura es el espacio en donde se han colocado los tomadores de decisión y está conformada por distintas clases de actores.

Como actores principales de la tecnoestructura se identifican tres: i) el gobierno, ii) las empresas del denominado Planning System y iii) los dueños del denominado Data Science. Cada uno de ellos juega un rol distinto y complementario en su funcionamiento.

El gobierno es el actor que de forma más natural ocupa un espacio propio y fundamental en la tecnoestructura, su papel es fundamentalmente directivo y político.

Las empresas del Planning System son aquellas que por contraposición a las empresas del denominado Market System tienen tal tamaño económico que sus acciones tienen efectos políticos.

Por último, en la sociedad contemporánea que tiene como una de sus características las redes sociales e información en la nube, es de tal trascendencia que se ha colocado también como parte integrante de la tecnoestructura.

Cada integrante de la tecnoestructura posee un factor simbólico distinto: el gobierno, el poder; las empresas del Planning system, el dinero; y la red, la información.

Los tres elementos: poder, dinero e información son intercambiables entre sí: se puede intercambiar poder por dinero, dinero por información o información por dinero. Los tres elementos dialogan entre sí, de manera que forman un verdadero sistema.

En la relación entre tecnoestructura y mundo vital puede estar la clave para entender el origen del malestar social actual. En nuestra próxima columna continuaremos sobre este análisis.




Rector de la Univ. Panamericana-IPADE

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