La intersección que tiene la política con todos y cada uno de los temas que tocan a la sociedad es uno de los regalos, pero también de las responsabilidades, más grandes que tenemos aquellos quienes hemos decidido dedicar nuestra vida al servicio público. En días pasados tuve el privilegio de ser el canal y la voz que abriera el espacio en el Senado para, en conjunto con la comunidad científica de nuestro país, presentar una iniciativa para tener una nueva Ley General en materia de Ciencia, Tecnología e Innovación .

En un contexto global, donde cada vez es más evidente que aquellos países que invierten más en estos sectores son los que más crecen, es imprescindible tener una nueva ley en la materia en la que el Estado participe y provea las herramientas necesarias para poder desarrollar proyectos, incluyendo a todos los sectores que participan en estas materias, comenzando por la robusta comunidad científica que se extiende a lo largo y ancho de nuestro país.

El reto al que nos enfrentamos no es sencillo y menos con un gobierno como el del presidente López Obrador que muestra nulo compromiso con la modernidad que la tecnología y la innovación traen a nuestras vidas. Es difícil pensar que el presidente quiera apostar por una ley progresista en la materia cuando lejos de impulsar y fortalecer la ciencia y a su comunidad, desaparece los principales fideicomisos de los que se valían para desarrollar estudios y proyectos; cuando rechaza la innovación en materia energética y apuesta por las energías fósiles; cuando reduce al mínimo las becas y apoyos a los estudiantes mexicanos destacados que desean continuar su formación en el extranjero.

Apenas en diciembre del año pasado la titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, María Elena Álvarez-Buylla , presentó al presidente en una de sus conferencias mañaneras una propuesta de anteproyecto, para que fuera él mismo quien la hiciera llegar a alguna de las Cámaras. Sin embargo, este proyecto terminó teniendo fallas de origen producto de la cerrazón del gobierno a escuchar a las y los expertos.

La necesidad de tener una nueva Ley en la materia es urgente y el congreso lo sabe. La iniciativa que presentamos en el Senado de la República para una nueva Ley General de Ciencia Tecnología e Innovación reúne los esfuerzos de dos de los conglomerados de actores de la comunidad científica más importantes del país: la Red ProCienciaMx y la Red Nacional de Consejos y Organismos Estatales de Ciencia y Tecnología ( REDNACECyT ). Producto de un trabajo colaborativo, donde incluimos las preocupaciones y las propuestas de los expertos, nació una ley inclusiva y plural, que nos obligará a pensar en la ciencia, la tecnología y la innovación como pilares para el crecimiento del país, asignándoles por lo menos 2% del PIB anualmente.

Este proyecto, a diferencia del anteproyecto del CONACYT, no contiene solamente la visión de una institución, sino que, por el contrario, descentraliza las acciones y los apoyos para que toda la comunidad científica participe. Como piedra angular de este proyecto se propone una Banca de Desarrollo para promover y financiar investigaciones científicas y tecnológicas multianuales. Por otra parte, a través de acciones afirmativas, integra la perspectiva de género en la materia, incluyendo políticas públicas para el involucramiento de más niñas y jóvenes en las carreras vinculadas con las STEM.

Estamos obligados a comprender que atender lo urgente no significa dejar de lado las cosas más importantes. La apuesta por la ciencia, la tecnología y la innovación es una apuesta por el futuro. De su correcta implementación, dependerá el nivel de desarrollo en nuestra nación.

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