Adjetivando uno de los programas estrella de López Obrador, se antepone la opacidad y corrupción. A casi tres años del inicio de la operación de Sembrando Vida, las recurrentes denuncias de abusos a sus beneficiarios se mantienen vigentes, porque como de costumbre este gobierno prefiere negar a rectificar.

Desde septiembre del 2019, durante una sesión de Comité Técnico del programa, se reportaron problemáticas básicas que impedían una correcta operación: escasez de plantas y semillas, así como el destiempo entre la entrega de las mismas y la temporada de lluvias, la ausencia de infraestructura hidráulica para actividades de riego, y las resoluciones negativas de los incentivos del programa que orillaban a los campesinos a quemar y deforestar áreas verdes a fin de obtener espacios para sembrar; a casi tres años del arranque de Sembrando Vida muchas de las denuncias se mantienen vigentes y más profundizadas, como la corrupción que se ha hecho patente y parte de su funcionamiento, pues los campesinos reportan extorsiones de moches solicitadas por el personal “técnico”, quienes les solicitan sobre su remuneración, de cincuenta a doscientos pesos para mantenerse inscritos, y en múltiples ocasiones también denunciaron la solicitud de “cooperaciones voluntarias” para la adquisición de insumos de riego y cultivo (a pesar de la existencia de una partida destinada a la compra de dichos materiales).

De acuerdo a un reportaje publicado por Expansión CNN , nada de lo anterior se ha solucionado sino agravado; su trabajo da cuenta de como los campesinos que han denunciado las practicas corruptas y de extorsión han sido ignorados y en represalia todo aquel que haya osado alzar la voz, es dado de baja con justificaciones absurdas, siendo mas rígidos con las exigencia de resultados, y al menor error darlos de baja, siendo acusados de corrupción, extorsión o abandono del programa. Al día de hoy hay más de cincuenta y un mil personas expulsadas. Los operadores técnicos del programa abusan de la estructura vertical para actuar de forma ilegal, siendo ellos quienes bajo sus criterios aportan a la deliberación sobre el seguimiento o expulsión de los inscritos, dando cabida al desmán en su beneficio. Los casos a los que alude el reportaje relatan como los campesinos, tras denunciar las extorsiones o cuestionar la exigencia de aportaciones para la compra de insumos, después de un tiempo son dados de baja sin tener oportunidad de defenderse y explayar su versión ante alguna autoridad, a pesar de que las reglas de operación establecen que los inscritos cuentan con derecho de audiencia ante alguna causa de expulsión.

Sobre las “aportaciones voluntarias” existen reportes que señalan la creación de empresas fantasmas o propias de los funcionarios, que justificados en la compra de los insumos, equipo y maquinaria, obligan a los campesinos a comprarles a sobreprecio, material de pésima calidad o innecesario. El calculo estima que tras los descuentos, los moches y las "cooperaciones voluntarias” los campesinos solo conservan dos mil quinientos pesos de todo el apoyo, por donde se vea es una traición por parte del gobierno que se dice defensor de los pobres.

Y no solo es eso, la investigación también da cuenta de la inexistencia del Fondo del Bienestar, que por voluntad de los tomadores de desiciones, sin cambio alguno a las reglas de operación, eligieron omitir su creación, y operar el dinero destinado al fondo de forma distinta. La reglas de operación de Sembrando Vida establecen que la población beneficiaria será remunerada con cinco mil pesos, de dicha cantidad les será retenido el monto de quinientos pesos a fin ubicarlo en dos destinos: doscientos cincuenta pesos a un fondo de ahorro y el restante al fideicomiso del bienestar , con la intensión de regresarles el dinero a los tres años de inscripción. Al día de hoy, de los más de 4,200 millones recaudados por este mecanismo, se desconoce si los rendimientos serán destinados a beneficio de los campesinos, ni la operación que hacen sobre el monto. La omisión sobre la creación del fondo contraviene las reglas de operación abriendo la posibilidad de responsabilidad administrativas y sanciones penales.

Es indignante la inacción del gobierno, la cerrazón por corregir el rumbo e ignorar las señales que les hacen errar. Un programa de abusos más que beneficios, un programa opaco que presume resultados sin sustento, que permite el saqueo a los más necesitados. A casi tres años se Sembrando Vida, es tiempo de cosechar sus resultados: corrupción, moches y abuso.

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