Carta al Secretario General de la ONU, António Guterres
 

Señor Secretario:  usted habló con franqueza y realismo en la inauguración de la 76 Asamblea de este alto organismo, en medio de un laberinto de soledad e incomprensión con la presencia de muy pocos líderes mundiales.

Esta Asamblea es la última llamada a la comunidad internacional, en defensa de los valores supremos de la paz, la justicia y el desarrollo ante esta economía de guerra.

Ha tomado usted el rábano por las hojas ante el surgimiento de las peores calamidades que padece la comunidad internacional. Su discurso deberá servirle a todos los pueblos y países para impulsar los nobles propósitos de la organización internacional.

A la firma de la Carta de San Francisco en 1945, asistieron representantes de 51 estados, destacadamente México, cuando el mundo contaba con 2,500 millones de habitantes, acordaron las misiones fundamentales para preservar la paz y la seguridad internacional, evitando a todo trance otra Guerra Mundial. Desde aquella fecha el mundo ha cambiado, y se ha vuelto más complejo, actualmente son ya 193 miembros de la organización internacional con 7500 millones de habitantes.

La nueva organización recogió el espíritu y anhelo de los pueblos y gobiernos en la Carta del Atlántico, Yalta y Potsdam, estableciendo como órgano supremo la Asamblea General, así como el Consejo de Seguridad, el cual decide el uso legítimo de la fuerza. México fue electo la semana pasada como miembro no permanente, en reconocimiento de sus sólidas tradiciones de política exterior en defensa de la paz, ese órgano y la ONU entera requieren una revisión y reforma a fondo.

Los compromisos contraídos por México desde la génesis de ese alto organismo siguen siendo los mismos: el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, en todas sus dimensiones, política, económica, social, cultural, humanitaria, defensa de los derechos del hombre, igualdad jurídica de los estados, promoción de las relaciones de amistad entre los estados, resolución de las controversias pacíficamente, abstención de utilizar la amenaza y fuerza unilateral contra otros estados.

Lamentablemente hoy contemplamos una sociedad egoísta, opulenta viajando por el espacio por placer, ignorando a millones de seres humanos que deambulan con hambre, una diáspora de más de 100 millones de migrantes huye con pavor de sus países para salvar su vida, buscando generosidad, enfrentan muros de egoísmo y represión, son apaleados como animales, en lugar de remediar las causas que crean este injusto éxodo inhumano.

El multilateralismo es imperativo categórico, debemos sumar esfuerzos, para salvar a la humanidad, cerrando filas con usted y la ONU, para fortalecerla y vencer los graves retos actuales.

El Centro De Estudios Económicos y Sociales Del Tercer Mundo AC, con su Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, asociado con la Fundación Alfonso García Robles (Premio Nobel de la Paz), Plant For The Planet (movimiento mundial para reforestar el planeta),  la Universidad del Golfo De México,  le tomamos la palabra, sumándonos  a su llamado para  un mundo en paz, basado en la justicia sin holocaustos, discriminación, libre de armas nucleares o convencionales, las únicas armas  deberán ser “el respeto al derecho ajeno entre los individuos como entre las naciones”.
Un nuevo mundo en paz es posible, alejado de catástrofes ambientales, bajo el espíritu y los propósitos de la ONU.

Estamos ante un abismo: ¿la guerra o la paz? la paz con otro nombre: el desarrollo. La nueva convivencia de los pueblos demanda armonía suprimiendo hegemonías o supremacías unilaterales, a fin de evitar otra conflagración mundial, en la cual no habrá vencedores ni vencidos, el epílogo sería un planeta de simios balcanizados apoderándose.

El único imperio deseable en estos tiempos líquidos y gaseosos es el de la paz, la razón y el respeto entre las naciones y los hombres de buena voluntad.

Rector de la Universidad del Golfo de México.

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