Al arranque de su gobierno, López Obrador forjó alianzas políticas con las tres dictaduras latinoamericanas y con media docena de países del hemisferio. Se trataba de naciones con gobiernos nominalmente de izquierda pero de corte populista, con poco compromiso con la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos, con una vena antiestadounidense y tendencia a coquetear con los rivales de la superpotencia, ya fuera China, Irán y/o Rusia. Como resultado, la 4T se sentía acompañada y podía hacer daño a la agenda democrática, particularmente en la OEA. Pero la estrategia no se sostuvo por mucho tiempo. Pese a intervenir abiertamente en sus procesos internos, el gobierno de México fue perdiendo uno a uno sus aliados. Perú, con la vacancia de Castillo en 2022. Argentina, con el triunfo de Milei en 2023. Bolivia fue y vino un par de veces, primero con la renuncia de Evo Morales tras el fraude electoral de 2019 y, este año, con la abrumadora derrota de su partido, todo un hito no solo en el país andino sino en la región.
Además del final de dos décadas de cacicazgo en Bolivia, 2025 trajo dos acontecimientos inesperados pero muy significativos. Tras casi 25 años en el poder, Ralph Gonsalves perdió las elecciones en San Vicente y Granadinas. Como primer ministro de ese país, Gonsalves fue el hombre de Chávez y después de Maduro en el Caribe anglófono. Ejerció una gran influencia. Se acabó. En Honduras, las encuestas daban una ventaja cómoda a la candidata oficialista, la bolivariana Rixi Moncada. Pero algo cambió en las últimas semanas. Dominada por el pánico, la presidenta saliente, Xiomara Castro, viajó a México unos días antes de elecciones para pedir ayuda. A continuación, Trump endosó a Nasry Asfura, amenazó con cortar la ayuda estadounidense en caso de que prevaleciera el oficialismo e indultó al expresidente Juan Orlando Hernández, aliado de Asfura y quien servía una condena por narcotráfico en EU. Ni los recursos, ni la movilización patrocinada por la 4T resultaron suficientes. Moncada cayó al tercer lugar, muy por debajo de los punteros que se disputan el triunfo en un recuento de votos. A pesar de que Xiomara desconoció las elecciones y azuza la calle, Trump va ganando a Sheinbaum el pulso intervencionista en Honduras.
Boric va de salida. La 4T solo ha tenido una cierta afinidad ideológica y “sana distancia” con él, lo mismo que con Lula. Así que, además de las dictaduras, únicamente queda como aliado el colombiano Petro, aunque no por mucho tiempo. Todo indica que, tras una gestión desastrosa, entregará el poder en unos meses a un rival de la oposición. Por si fuera poco, la incertidumbre en torno a Venezuela es tal que es posible que solo Cuba y Nicaragua continúen al lado del gobierno de nuestro país “enfrentando el neoliberalismo y el imperialismo”.
Con su ausencia de las grandes citas internacionales, México ha perdido influencia. Con su falta de apoyo firme a las causas de Occidente, México ha perdido la confianza de sus socios. Por si fuera poco, el gobierno de nuestro país ha tomado partido en disputas internas de sus vecinos en el hemisferio. Ha apostado no solo por los valores equivocados sino, a menudo, también por el bando perdedor. Por ello, está cada día más solo.

