Hace justo dos décadas, la ciudad de Bilbao, en España, daba muestra de un ejemplo de regeneración urbana que permitió dejar atrás el pasado industrial de la urbe y proyectarla hacia la modernidad de los servicios y la vivienda.
En la Ciudad de México, el pasado 9 de junio se publicó en la Gaceta Oficial el Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Atlampa, el cual evalúa el proceso de la industria de la capital del país y su correlación con los municipios conurbados, principalmente el Estado de México.
El planteamiento para este sector de la ciudad se inició a principios del nuevo milenio, con la publicación de 15 Programas Parciales de Desarrollo Urbano con nuevos instrumentos para aplicar en diversas colonias de la ciudad, entre ellas Santa María la Ribera, Atlampa y Santa María Insurgentes.
¿Por qué razón tres colonias con comportamientos urbanos tan distintos se incluyeron en un solo instrumento? Estaba claro que la vocación de uso del suelo de Santa María la Ribera, era muy diferente al de Atlampa y Santa María Insurgentes, ya que su delimitación estaba centrada en cuatro vialidades primarias y de integración regional.
El tiempo y el fenómeno urbano demostraron que lejos del esperado impulso, la producción industrial dejó de ser rentable en predios centrales de la ciudad de México, los cuales tendieron a cambiar el uso del suelo a bodegas y servicios.
Así, en 2005 se realizaron las adecuaciones al Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Azcapotzalco para generar corredores de uso mixto que adaptaran actividades complementarias a la pérdida de uso exclusivamente Industrial.
En el caso de Atlampa, este proceso de desocupación se incrementó a partir de la puesta en operación del Tren Suburbano en 2006, debido a que la delimitación del derecho de vía y el área de operación del nuevo sistema de transporte impedían la comunicación entre los sectores oriente y poniente, que hasta entonces estaban integrados.
La singularidad de Atlampa no pasó desapercibida por las evaluaciones que realizaba el gobierno federal a través de la Sociedad Hipotecaria Federal, la cual en 2010 les denominó DUIS (Desarrollos Urbanos Integrales Sustentables).
El constante proceso de cambios en el aprovechamiento de los inmuebles en Atlampa tampoco era ajeno a los vecinos, quienes, durante un ejercicio de acercamiento social, realizado en 2010, manifestaron su preocupación por la pérdida de población, el desuso que generaba inseguridad y la falta de equipamientos urbanos. Parte de esto se registró en 2015 cuando el gobierno de la ciudad evaluó a Atlampa como la colonia más insegura de la capital.
Transcurrieron 20 años para que se reconociera la necesidad de un cambio en este polígono, así como su disociación de las colonias que integraban su área de aplicación. Por ello, urge una actualización para el caso de la colonia Santa María La Ribera, ya que no resulta lógico que siga operando con un programa con más de 22 años de elaboración.
Ahora, con una nueva Constitución que proclama el Derecho a la Ciudad y un Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva operando, se aprueba este programa parcial, con el apoyo de la Junta de Coordinación Política del Congreso de la Ciudad de México.
El cambio principal radica en que el nuevo instrumento posibilita el uso habitacional mixto, a diferencia del obligatorio uso industrial y propone una norma de ordenación particular, que permite una zonificación de aplicación opcional para promover un mayor y mejor aprovechamiento con base en determinar cargas y beneficios del desarrollo urbano.
Es indudable que el desarrollo urbano en nuestra ciudad no cuenta ya con otros espacios como éste, por lo cual hay que aprovechar los programas que permitirán, en el mediano plazo, la regeneración y el reciclamiento del suelo urbano.
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**Presidenta del Colegio de Urbanistas de México A.C. (ECUM)
