LEl 3 de agosto se cumplió un año de la masacre ocurrida en un Walmart de El Paso, Texas, donde 23 personas perdieron la vida, nueve de ellas mexicanas.

Fue uno de los ataques con armas de fuego más letales, arteros y cobardes del que se tenga memoria para nuestra comunidad.

Tras ser aprehendido, el agresor Patrick Cruisius (un joven de apenas 21 años), declaró que su objetivo era “matar mexicanos”, por lo que manejó de Dallas a San Antonio por más de 6 horas, con ese único fin: aniquilar por odio e ignorancia.

Claramente fue un acto de exterminio, un acto terrorista, alentado por la retórica anti-inmigrante con prejuicios racistas.

Tristemente, la masacre no ha sido un hecho aislado, sino una posible consecuencia del discurso de odio contra la comunidad hispana que ha sido exacerbado por los líderes de grupos supremacistas que lamentablemente ha llevado, entre otras acciones, a presionar a las autoridades para establecer políticas migratorias muy severas, donde el encarcelamiento de menores, la separación de familias, la negación de solicitantes de asilo, la detención y deportación por el aspecto físico se han vuelto un lugar común.

Se trata de un discurso con acciones, en donde los inmigrantes no documentados son vistos como un invasor que debe ser expulsado y no integrado en una sociedad que por muchos años ha sido considerada como ejemplo de tolerancia hacia la multietnicidad y el multiculturalismo. La sociedad abierta de Popper.

No sorprende entonces que en años recientes se haya registrado un aumento significativo de crímenes de odio hacia los hispanos.

Según datos del FBI, en 2018 el número de delitos de odio contra nuestra comunidad aumentó un 21% en comparación con las cifras del año anterior, y se disparó un 41% desde 2016.

A un año del aniversario de esta tragedia, se presenta una propuesta de la diplomacia cultural para frenar el odio y la incomprensión. Esta semana, en el marco del foro virtual “Supremacía, discriminación racial y discursos de odio”, el canciller Marcelo Ebrard anunció la creación del Instituto Digital César Chávez del español en Norteamérica; una plataforma digital que comenzará a operar inmediatamente con el apoyo de la red consular y cuyo fin es divulgar y dignificar la cultura mexicana en Estados Unidos para combatir el racismo y la xenofobia.

Exigir respeto a los derechos humanos y sensibilizar a la sociedad norteamericana que la comunidad mexicana migrante es un pilar cultural, social y económico fundamental para el progreso de ambos países, es un buen inicio.

Tan sólo en el ámbito económico con todo y pandemia, la aportación que hacen los migrantes es impresionante.

Según las cifras del Banco de México, durante el segundo trimestre del año el flujo de remesas provenientes de Estados Unidos fue de 9,394.4 millones de dólares, un incremento del 5.9% respecto del trimestre previo. A su vez, los flujos de remesas que México envió al extranjero totalizaron 183.4 millones de dólares, siendo Estados Unidos el principal punto de destino al concentrar el 49.6% de los envíos totales.

Ciertamente nos encontramos combatiendo la peor epidemia sanitaria en un siglo, pero qué bueno que también se continúe atendiendo la epidemia del racismo y la xenofobia, que igualmente es letal.

Cónsul General de México en Nueva York.
@Jorge_IslasLo

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