Cierto es que, en temas de ciencia y medicina, difícilmente hay milagros benditos. Lo mismo aplica en las políticas públicas que son diseñadas, para atender y contener un asunto de salud pública tan complejo, como el virus del Covid-19 que se esparció en NY de una manera exponencial, generando en poco tiempo, el mayor número de contagios, hospitalizaciones y decesos de todo el mundo.

La ciudad de Manhattan y área conurbada se convirtió en el epicentro de la pandemia en tan sólo un par de meses (marzo y abril), lo que obligó a todas las instancias de gobierno a buscar una solución que redujera la magnitud del problema, ya que todo el sistema de salud, registro civil y agencias funerarias, se colapsaron por la alta demanda de servicios que no podían atender. En su peor momento, la ciudad de NY, registró 5 mil casos diarios de personas que daban positivo al coronavirus, esto es el 70% de los que se hacían las pruebas. De igual manera, morían diariamente cerca de 900 personas en una población de 8.5 millones de habitantes.

La primera decisión del gobierno estatal y municipales fue cerrar las ciudades, por medio de auto confinamientos cuasi obligatorios para todos los residentes y negocios no esenciales. Fue prolongado y duro. En lo económico fue devastador, pero funcionó, porque logró cumplir con la meta trazada por el gobierno estatal, para salvar el mayor número de vidas, contener y decrecer la cadena de contagios, hasta lograr un número aceptable. Al día de hoy solo 1% de las personas que se hacen el examen, son positivos, y en decesos, hay días que no hay registro de muerte alguna.

Con algunas excepciones y restricciones, la mayoría de los negocios han vuelto a abrir sus puertas, sin embargo, la ciudad sigue sin turistas, sin compradores compulsivos, ni peatones abarrotando las calles principales. El colmo, la librería Strands que siempre está a tope, luce semivacía en los mejores días.

Los museos apenas empezarán a abrir sus puertas a principios de Septiembre, con la limitación de recibir únicamente al 30% de visitantes. Los estadios seguirán sin aficionados por el momento y los teatros y salas de conciertos, abrirán hasta enero del 2021.

¿A qué se debe el éxito de NY? A la seriedad con que se entendió el problema, con una serie de afortunadas, acertadas, consistentes y coordinadas acciones que llevaron a cabo el gobierno, las organizaciones sociales, los medios de comunicación, pero sobre todo, a la responsabilidad social de los residentes, para observar rigurosamente el uso de cubre bocas y mantener la distancia social de 1.80 cm entre personas en los espacios públicos, así como evitar las reuniones de más de 25 personas en lugares cerrados. Estas tres simples acciones, han hecho la diferencia con relación a otros estados del sur de EUA, que no vieron con seriedad el impacto del virus, como es el caso de California, Texas y Florida.

Si como prevé la OMS, la pandemia terminará hasta dentro de dos años, y que, se espera un segundo rebrote en NY para el siguiente otoño, que se acompañará de enfermedades estacionales como lo es la influenza, al menos ya sabemos que debemos hacer y mantener, para evitar estar en la fatalidad creciente de las cifras.

Cónsul General de México en Nueva York.
@Jorge_IslasLo

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