En días recientes cayó como balde de agua fría entre aficionados y en el mismo paddock la sorpresiva noticia de la salida del piloto mexicano Sergio “Checo” Pérez -único latinoamericano de la parrilla- del equipo canadiense liderado por el empresario Lawrence Stroll, Racing Point.

El anuncio lo hizo el mismo Checo en sus redes sociales mediante un comunicado. El nacido en Jalisco se mostró dolido pero también resignado por la decisión: “En lo personal duele porque aposté mucho por el equipo en momentos muy difíciles; se logró salir adelante y me siento orgulloso de haber salvado el trabajo de muchos de mis compañeros”, afirmó.

Recordemos que en 2018, el equipo predecesor de Racing Point, Force India, adeudaba a Pérez 4 millones de euros, por lo que Checo interpuso una demanda para obligar a la escudería encabezada por el empresario Vijay Mallya a ponerse en concurso de acreedores, venta que a la postre salvo 400 empleos, abriendo la puerta al capital de Stroll. Checo afirmó en su momento: “Mi corazón está roto… La conclusión es que hacíamos esto o el equipo hubiera quebrado. Eso es lo que me dijeron abogados y miembros de equipo”.

Con todo y la sorpresa, la salida de Pérez era algo que se veía venir, aunque las semanas recientes las declaraciones del propio piloto mexicano y de Otmar Szafnauer, jefe de Racing Point, indicaban que las aguas estaban tranquilas. Minutos antes de que Checo anunciara su partida, Szafnauer aseguraba que el piloto alemán Sebastian Vettel nunca había estado en sus planes y que sus pilotos -Pérez y Stroll- estaban confirmados desde hace dos años. Esto habla muy mal del directivo, pues o no sabía de las negociaciones entre Vettel y el dueño del equipo, o mentía abiertamente.

La llegada de Vettel al equipo que a partir de 2021 tomará el nombre de la célebre marca de autos Aston Martin, representa un gran atractivo para la insignia también propiedad de Lawrence Stroll. Uno de los mercados más importantes para Aston Martin es precisamente el alemán, por lo que la llegada del tetracampeón del mundo le dará un gran impulso. “Al final venden autos”, frase mencionada al final de la película Ford vs Ferrari encaja perfecto en esta circunstancia.

Y es que la Fórmula 1 es un negocio frío, incluso cruel, no por nada el célebre Jo Ramírez lo llama varias veces en su libro “Mi vida en la F1” como un estanque de pirañas. Nadie puede criticar a Stroll por tomar una decisión para asegurar la mejor marcha de sus negocios y también el futuro deportivo de su hijo.

Lo que duelen son las formas, la partida de Checo sonó más a despido: una llamada que te despierta en la mañana para notificarte que a partir del próximo año no tienes empleo en el lugar donde has laborado los últimos siete años, pero la F1 es así, no es ni será la última vez.

Seguramente habrá alguna compensación económica, pues había un contrato firmado. También la demora en la decisión pudo haber dejado a Pérez sin opciones para negociar con otros equipos, en donde los asientos disponibles pueden ser cuatro, pero se limiten realmente a dos o uno. El factor coronavirus pudo ser decisivo, en donde Checo tiene que asumir su responsabilidad al respecto.

¿Veremos a Pérez corriendo en la F1 en 2021? Yo espero que sí.

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