Lo sucedido en el Gran Premio de Brasil llegó a lo impensable para la escudería Ferrari: choque entre sus pilotos Charles Leclerc y Sebastian Vettel , peleando por la supremacía dentro y fuera del equipo; un director de equipo, Mattia Binotto, que no atina a establecer orden y cero puntos, a una carrera de finalizar la temporada.

Ferrari

vive uno de sus momentos más complicados en años, y paradójicamente —teniendo un auto competitivo que puede ganar carreras de la mano de un potente motor, con un par de pilotos brillantes, uno consagrado y otro en desarrollo, un director de equipo que por fin ha puesto sobre la mesa talento puro—, todo parece irse al diablo de cara a 2020.

No es un secreto que a Ferrari, el otrora poderoso equipo donde el motor dictaba el estándar a seguir en cuanto a potencia y capacidades en la Fórmula Uno , la era híbrida no le ha sentado nada bien, pasando por una enorme curva de aprendizaje en la que Mercedes ha dominado de la mano de su director Toto Wolff, y Lewis Hamilton como el piloto a vencer.

Justo ahora en donde al parecer ha descifrado todos los secretos de la era híbrida, y dueño de un paquete con potencial, la crisis asoma en la casa de Maranello.

Comencemos por Leclerc, quien tan solo con una campaña previa en F1, sorprendió con su rendimiento en Alfa Romeo para ascender a Ferrari, siendo el segundo piloto más joven en correr para el equipo italiano (con 21 años), solo superado por el mexicano Ricardo Rodríguez, quien en 1961 participó en el Gran Premio de Italia con 19 años. Leclerc llegó a Ferrari en papel de piloto número dos, pero su agresividad, talento nato y juventud se fueron comiendo poco a poco con resultados a su compañero de equipo. Tiene un mundo por aprender, pero Ferrari claramente apostó por él.

Luego tenemos a Vettel, quien llegó a Ferrari a 2015 con cuatro títulos bajo el brazo logrados en Red Bull, y que prometía repetir esa dupla ganadora italo-germana tan añorada por los tifosi, que trajera la gloria de la era Schumacher. Sin embargo, le ha costado echarse al equipo al hombro; al contrario, en las temporadas pasadas cayó en la inercia perdedora de la casa roja aunque ahora trata de resurgir.

Por último está Mattia Binotto , recién ascendido a director de equipo y quien parecía que por fin era —o es—, la cabeza al mando que el equipo necesitaba. Sin embargo, su decisión de dejar correr libremente a los pilotos, sin establecer una jerarquía clara entre ambos, está afectando a Ferrari.

Binotto

ha prometido que habrá una reunión para analizar lo sucedido en Brasil, calificado por él mismo como “una situación tonta”. Hoy más que nunca las cosas deben estar claras al seno de la escudería, y donde parece que no habría lugar para los tres juntos. Alguien se tiene que ir, y si se queda, será a partir de una negociación en donde alguien tendrá que ceder en pro de los más importante: el regreso de Ferrari como campeón.

@jgarciacontacto

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