Estamos a una semana de que rujan los motores en Melbourne y comience la temporada 2020 de la Fórmula 1 . Sin embargo, los que también rugen de furia son los equipos (todos, excepto Alfa Romeo y Haas), que protestaron luego de que la FIA (órgano rector del automovilismo deportivo) llegó a un acuerdo con Ferrari para dar por concluida una investigación sobre su unidad de potencia y cerrarla, bajo lo que denominaron “un acuerdo privado confidencial”.

La enérgica protesta de los equipos no se hizo esperar y pedían dar a conocer de manera pública los términos del acuerdo.

La FIA no tardó ni 24 horas en responder, develando parte del acuerdo, aceptando sin conceder, y respondiendo que no hubo infracción demostrable y por eso se decidió no hacer públicos los detalles de la investigación. Pero el organismo fue más allá: “La FIA tomará todas las medidas necesarias para proteger el deporte y su papel y reputación como regulador del Campeonato Mundial de Fórmula Uno”.

Recordemos que la polémica inició por la notable potencia del motor Ferrari en las rectas, la cual destacaba de manera importante los sábados de clasificaciones. El argumento residía en que sus sensores no medían los picos de consumo de combustible y lubricante en los modos de máxima potencia y sólo registraban la actividad media.

Luego del reclamo oficial de Red Bull sobre la legalidad de la unidad de potencia de Ferrari y la respuesta que dio el órgano sobre lo que era legal o no, el motor italiano dejó de brillar, aumentando suspicacias.

El procedimiento de la FIA sobre la confidencialidad de las resoluciones respecto a Ferrari es polémico, pero —de acuerdo con sus propios reglamentos— es legal. Citando su propia normativa sobre procedimientos de sanción o investigaciones, la FIA dice:

“El órgano de enjuiciamiento también puede llegar a un acuerdo para poner fin al procedimiento”.

Lo cierto es que, como dice Jo Ramírez, la F1 es “un estanque de pirañas” en donde todos juegan sus cartas. En este intrincado juego, Mattia Binotto, director de Ferrari, puso las suyas sobre la mesa ante la FIA . De acuerdo con versiones, Binotto aceptó abrir sus archivos a la FIA para mostrarle todas sus áreas: legales, ilegales y grises, pero indicándole también a las autoridades hacia dónde mirar para sancionar a todos los equipos: alerones flexibles, sensores, desvíos de energía, consumos de combustible, etc., materia en donde el órgano siempre ha tenido desventaja por la complejidad tecnológica y presupuestal que implica. En pocas palabras, Binotto le dijo a a la FIA: “Te muestro cómo lo hace Ferrari, pero también te enseño dónde lo hacen los demás”.

Caliente, polémica, entre dimes y diretes, comienza la nueva temporada de la F1. Súmele el coronavirus, con una categoría súper vigilada por la FIA y donde no sólo Ferrari estará bajo observación, sino todos los equipos, que es lo que más enojó

a Mercedes y al resto.

@jgarciacontacto

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