El australiano ha demostrado ser un piloto ganador en su estancia en Fórmula Uno. Su evolución dentro de la máxima categoría lo han convertido en una piloto valorado dentro del paddock, desde su debut con el equipo español HRT (fichado previamente como parte del programa junior de Red Bull) en 2011, hace ya una década.

Ricciardo es uno de los volantes más cotizados en F1, no por nada gana unos 12.61 millones de euros, que lo ubican en el top 5 de los mejor pagados de la parrilla, superado solamente por Lewis Hamilton, Max Verstappen, Fernando Alonso y a la par del salario del tetracampeón Sebastian Vettel. Con personalidad y carisma coronados por una sonrisa impecable, temas que atraen a patrocinadores.

Sus siete victorias (ocho, si no fuera por esa épica fallida parada en pits de Red Bull en el GP de Mónaco 2016), la experiencia de 190 Grandes Premios y tres poles position, lo convirtieron en el objeto de deseo de escuderías como Renault y McLaren, al menos desde 2018. Ese potencial campeón del mundo que no tenía o el auto, o la atención merecida para lograrlo, con el poder de decidir equipo.

Irse de Red Bull para mudarse a Renault fue un movimiento sorpresivo. Su partida del equipo austriaco es de hecho el origen de muchos de los problemas y consecuente crisis del programa junior de pilotos de Red Bull, génesis del ascenso y descenso en el equipo de Pierre Gasly y Alex Albon. Hasta que termine 2021 es que Red

Bull sabrá si en Sergio Pérez ha encontrado a su “Ricciardo” ideal.

Daniel decidió que el equipo francés no era el correcto, y nuevamente dio un giro, optando por McLaren para 2021, escudería que lo venía pretendiendo antes de que Renault lo lograra. Que Renault lo perdiera fue una de las muchas razones para que Cyril Abiteboul, entonces director de la escuadra gala, quedara fuera de la ecuación francesa.

Y es que Ricciardo puede ser un piloto consistente, buen desarrollador y ganador de GPs…si tiene las piezas correctas a su alrededor. Llegar a McLaren auguraba su liderazgo en el equipo de Woking para desarrollar el auto y empujarlo al ansiado protagonismo, razones suficientes para firmarlo hasta 2023.

Sin embargo, el australiano se ha topado con un coequipero dispuesto no sólo a aprenderle, sino a superarlo, el joven y no menos carismático Lando Norris, que vive su tercer temporada con el equipo. Lo complicado para Ricciardo es que este proceso se ha dado en un par de carreras. En el pasado Gran Premio en Imola, la orden de equipo fue dejar pasar a Lando. La instrucción fue correcta: Norris terminó en el podio, detrás de Verstappen y Hamilton, con Ricciardo a más de 20 segundos (6°).

Daniel ya comentó: “Tuve que tragarme mi orgullo”, reconociendo la experiencia previa de Norris con el auto, pero también enfatizando una estrategia incorrecta de su parte: “Probablemente todavía hay algunos viejos hábitos que necesito eliminar que tal vez no funcionen tan bien para este automóvil”.

Largo camino para Ricciardo de cara a lo que resta del campeonato y hasta 2023, cuando concluye su contrato con McLaren.

@JorgeDialogante

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