La sanción a , aplicada este fin de semana en el Gran Premio de Brasil , resultado de que el alerón trasero y el sistema DRS del auto del heptacampeón del mundo estaban fuera del reglamento, puso de manifiesto la urgencia con la que la escudería de las Flechas de Plata está enfrentando el que, por un lado, Max Verstappen incrementa su ventaja en el campeonato de pilotos, mientras que por otro, Red Bull está al acecho por el título de constructores.

Y es que, a lo largo de la temporada, el equipo dirigido por Toto Wolff lo ha intentado todo: desde el nivel más agresivo de manejo de Hamilton , colisiones y sacadas de pista, protestas acerca de la legalidad del auto de Red Bull, hasta ir más allá del reglamento por lograr que, tanto Verstappen como el equipo austriaco, se sigan distanciando y/o acercando en puntos en la disputa por ambas coronas.

Mercedes se pronunció en Brasil luego de la sanción impuesta por la FIA , argumentando que no apelarían al castigo, ya que quieren ganar el campeonato en la pista. Cabe recordar que fue precisamente Red Bull el que alzó la voz sobre sus sospechas acerca de la parte trasera y sistema DRS del auto de Hamilton. Hasta Max Verstappen resultó con una multa por 50 mil euros, resultado de tocar el alerón del campeón del mundo al concluir la sesión de clasificación para la Sprint Race , buscando constatar las dudas al respecto.

Lo ridículo fue lo que —según varias versiones periodísticas— subrayó Helmut Marko, asesor de Red Bull , quien confesó que Mercedes argumentó que fue Verstappen quien había dañado el alerón de ellos al tocarlo con los dedos, algo fuera de toda proporción. La explicación de Mercedes sobre no apelar la sanción de la FIA sonó más a un “ok, nos descubrieron, no lo volvemos a hacer”.

Está claro que Mercedes ha sido el equipo hegemónico de la máxima categoría por casi una década, los reyes indiscutibles de la era híbrida en la Fórmula 1 , pero ceder el trono no está siendo fácil para ellos, aún si lo llegan a retener.

Incluso, cabe la interrogante sobre desde cuándo ese alerón trasero está trabajando hasta que fuera descubierto en Brasil; si no es porque Red Bull alzó la voz, nadie habría dicho nada.

El campeonato vive su cuenta regresiva, con sólo cuatro carreras por disputarse a partir de este fin de semana, en donde Brasil será —sin duda— un punto de inflexión si Mercedes logra la victoria. Han demostrado que el cambio en su unidad de potencia les puede dar ese impulso que necesitaban, pues aún con Hamilton sancionado en la Sprint Race, más las cinco posiciones en la parrilla de salida que debe pagar por dicho reemplazo, les alcanzó para ubicarse en el décimo lugar de la largada, un sitio que para el Mercedes puede ser pan comido.

El campeonato, pues, está al rojo vivo, y la misma F1 debe ser más ágil en su toma de decisiones y sanciones, ya que no puede ser que se lleven prácticamente 24 horas para deliberar un asunto que a todas luces era ilegal y cuya resolución habría tardado sólo unas horas. La dilatación en el veredicto final pudo afectar la reputación de la máxima categoría. Volver a jugar con este tipo de cosas no traerá algo bueno.

Ojalá que en Brasil, y en el resto de las carreras, realmente gane el mejor, demostrándolo en la pista, tal como corresponde a la temporada que hemos tenido hasta el momento.

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