La temporada 2021

nos está entregando uno de sus mejores años en mucho tiempo, con una lucha cerrada entre dos grande pilotos: uno, heptacampeón que busca igualar la célebre cifra de ocho títulos del legendario Michael Schumacher ; otro, la todavía joven promesa a la que le urge levantar una corona que valide su trayectoria de una vez por todas.

La Fórmula 1

entreteje cientos de historias, desde las de mecánicos como el mexicano Jo Ramírez , quien llegó a convertirse en director deportivo de McLaren, compartiendo tiempo, campeonatos y recuerdos con leyendas como . Ya ni qué decir de esas máquinas de ganar o competir que detrás de sus cascos esconden cientos de relatos que van desde las de hijos de magnates capaces de levantar equipos, o esos raros casos de joyas descubiertas por cazatalentos.

El año 2021

ha puesto sobre la mesa una dualidad de trayectorias, encarnadas en las personalidades del inglés Lewis Hamilton y, el neerlandés Max Verstappen . Hamilton encarna el lado del chico de color que creció entre bullying bajo la lupa de la dura sociedad inglesa y donde su padre tenía que cumplir más de dos empleos para pagarle la carrera. El cobijo de Ron Dennis, mandamás de McLaren que lo fichó en 1997, cuando Lewis tenía 12 años, fue crucial para atravesar un camino para llegar a la F1 en 2007, y un año después convertirse en campeón del mundo.

Max personifica un camino con varias aristas opuestas. Hijo de un también piloto de F1, Jos Verstappen, llegó a las pistas a los 7 años prácticamente para ganar, de la mano del apellido y experiencia de su padre, además de un innegable talento natural. Hoy, Lewis y Max, Max y Lewis, son dos de las fuerza naturales de la F1 de mayor fuerza, su velocidad nata los contrapuntea y repele como imanes, sus escuderías los hacen rivales automáticos entre sí, Mercedes y Red Bull.

Dos campeones

, uno revalidado a cada temporada, el otro en potencia y al acecho, esperando dar por fin el salto a los libros de récords. Uno de color, el otro blanco, y aunque no podemos volver su rivalidad una lucha racial o de clases, este factor los contrapone, convirtiéndoles en este yin yang donde la F1 ha encontrado por fin un balance de emoción y ferocidad, para deleite de los aficionados.

@jorgedialogante

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