Hace apenas unos días se anunció, de manera oficial, la conclusión del contrato del alemán Sebastian Vettel con Ferrari, al finalizar la temporada 2020, así como la llegada del español Carlos Sainz a partir de 2021. Él dejará McLaren al terminar el campeonato que aún no comienza, y que todos los aficionados confiamos inicie el 5 de julio en Austria.

Los años sin campeonatos que arrojan la partida de Vettel dejan, tanto en el piloto como en Ferrari, un sabor amargo, que —por duro que parezca— no cubren 14 victorias, en una historia donde ambos fallaron. Los incontables errores de estrategia, así como la falta de templanza del teutón en momentos clave, derivaron en más bajas que altas, y tendrá su colofón en una complicada última temporada juntos, que sólo sería aliviada con un título que luce improbable.

La realidad es que Ferrari se decantó —desde el año pasado— por Charles Leclerc, un diamante en proceso que llegó a la casa de Maranello sin doblegarse ante un tetracampeón del mundo, absorbiendo todo lo que pudo aprenderle, para demostrar que es capaz de ser consistentemente rápido y ganar carreras, tal como lo hizo en el Gran Premio de Italia, manteniendo a raya al propio Lewis Hamilton.

La llegada de Carlos Sainz a Ferrari será una bocanada de aire fresco, pues queda claro que 2020 será un viacrucis, con un auto que no es el más rápido y con disputas en el “seno familiar” que auguran un muy largo 2020. Ferrari tendrá el próximo año la pareja más joven en medio siglo, desde Jackie Ickx y Chris Amon en 1968, así como a una dupla en donde ninguno es o ha sido campeón (a menos que un milagro suceda este año).

Sainz no le debe nada a nadie. Llegó en 2015 con cierta sombra del padre, su homónimo bicampeón y multiganador de rallies, pero —gracias a la distancia en épocas entre uno y otro— los fans de la Fórmula 1 pronto perdieron la referencia y, por méritos propios, fue valorado. Precedido de varios campeonatos en categorías de desarrollo, Sainz llegó a la máxima categoría con Red Bull, que lo ubicó en Toro Rosso, como compañero de Max Verstappen. Pasó a Renault en 2017 y para 2018 logró ubicarse en el Top Ten.

El año pasado fichó para McLaren, equipo que se ha venido reconstruyendo y pudo devolverlo al podio en el GP de Brasil, lo que elevó sus bonos, tanto así que Ferrari le ha dado un contrato bianual. Sainz ha dejado un buen sabor de boca en todos los equipos en los que ha estado y parece que su gran oportunidad ha llegado, no para ser escudero, sino para dar batalla, aunque históricamente a Ferrari nunca le ha ido bien sin un claro piloto número uno. El tiempo dirá.

El futuro para Vettel luce más cerca del retiro que dentro de la parrilla en 2021. Las posibilidades en equipos competitivos, capaces de luchar por el campeonato, están prácticamente agotadas y, si bien Mercedes no tiene aún confirmado piloto, el sueldo del alemán es una limitante, porque la F1 —al igual que el deporte mundial— busca reducir costos, en una era post pandemia. Renault luce como un Plan B para ambos, pero sólo sería para seguir en la máxima categoría, a media tabla. Su marcha luce inminente.

Google News

TEMAS RELACIONADOS