Cuando todos las variables se alinean (los astros, dirían algunos) no hay nada que resista a la fuerza imparable de la determinación humana, y la no es ajena a esto; es más, es una de las analogías más claras al respecto.

En la historia de la máxima categoría hemos visto que al momento de que una serie de factores se conjugan, éstos juegan a favor y en contra de pilotos, equipos y carreras mismas.

Si James Hunt no hubiera apostado a su instinto ganador bajo la lluvia en el Gran Premio de Japón de 1976, y Niki Lauda no se hubiera retirado de la carrera, lo más probable es que el inglés no habría alzado su único campeonato. Si Lewis Hamilton en 2008 no se hubiera decidido a rebasar a Timo Glock en las últimas vueltas del Gran Premio de Brasil, el “campeonato” de Felipe Massa habría durado casi con certeza más de 10 segundos y Ferrari habría tenido a su primer campeón brasileño. Y si Sergio Pérez no hubiera mostrado ese hambre en Sakhir 2020, no tendría hoy su tan anhelada primera victoria.

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Pero también, si este mismo Checo y Red Bull hubieran apostado a dar esa última vuelta con neumáticos blandos (en lugar de medios), durante la calificación de hace unas horas para el GP de Bahrein, seguramente el mexicano habría tenido una mejor clasificación en su debut con la escudería austriaca, con la que arranca undécimo.

Igualmente, la avalancha de memes y críticas contra el mexicano tampoco se había dado, con haters y lovers batiéndose en redes sociales. Y es que el nacido en Jalisco cometió un error de cálculo junto con su equipo, en esas ansias de apostar por lograr un buen tiempo con llantas medias (que permiten una buena cantidad de vueltas la primera parte de la carrera sin pasar a pits), pero el resultado no se dio y Checo sorpresivamente se vio fuera de la Q3, contrastando con la primera pole del año de su compañero de equipo, el neerlandés Max Verstappen.

Es cierto, el campeonato es largo, 23 carreras pactadas, pero todo puede pasar, y el escenario de terminar con 17 fechas como el año pasado es probable, pues recordemos que vivimos todavía tiempos pandémicos. Cada carrera sí es una más para que Checo se acople al auto, en donde a decir del mismo piloto, conforme avanza su estadía en el RB16B lo entiende mejor y se acomoda más, pero también es una carrera menos y quizá, puntos y oportunidades perdidas.

Y es que aunque Checo haya “pedido” cinco carreras para sentirse pleno en su nuevo auto, cada fecha es un reloj de arena en contra que pide resultados, y si éstos no llegan la presión crecerá por parte de Red Bull , aficionados y patrocinadores. Es muy temprano aún, tiempo perfecto para que Pérez calcule sus batallas, quizá en algún momento optar por ser conservador. Su contrato tiene un número mágico: cuarto del campeonato, cualquier cosa menos que eso será un fracaso.

Sin embargo, Checo es uno de los pilotos más constantes de la F1 y su ritmo en carrera será siempre su as bajo la manga. Los puntos llegarán indudablemente, pero la ansiedad es traicionera. Cabeza fría y constancia, no hay más.

Quizá no es casualidad que Sergio parta desde el onceavo lugar en su auto número 11.

Si los astros se alinean…

@jgarciacontacto

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