Es increíble la manera en la que la escudería italiana comienza la temporada 2020, sin rumbo para recuperar los ansiados títulos (constructores y pilotos), en medio de una crisis de comunicación y a la sombra casi permanente de , que pinta para coronarse una vez más sin mucha resistencia.

Por fin rugieron los motores en el Red Bull Ring para comenzar de una buena vez la largamente acariciada temporada 2020 de la máxima categoría, llegando la primera de dos fechas consecutivas en Austria. Tan solo con los dos primeros ensayos divisamos el panorama del Gran Circo para la mayoría de los equipos.

Para Ferrari llegó con un temporal de por medio, tanto automotriz como a nivel de comunicación. Por un lado y confirmando a cada paso lo que se veía venir en la pretemporada: un auto lento para el propio estándar italiano, fuera de ritmo y mal diseñado. Mattia Binotto, mandamás de la escudería, afirmó este viernes apenas que las mejoras llegarán hasta la tercera carrera de la temporada (Gran Premio de Hungría), en medio de los comentarios de los pilotos respecto a que el auto está peor de lo que se pensaba. Los Ferrari se mostraron en los ensayos de ayer (previos a la práctica 3 y calificación), por detrás de Mercedes, Red Bull, Racing Point y por momentos hasta de Renault.

Binotto busca renunciar a cualquier presión como favoritos, pero un equipo del tamaño de Ferrari no puede hacerlo, sería renegar a su naturaleza como protagonista. Si lo que se busca con esa estrategia es quitarse peso de encima, el camino es equivocado, por decir lo menos. Un directivo como Binotto debería saberlo mejor que nadie, pues lleva décadas en el seno de la escudería.

Todavía peor, el arribo a Austria llegó con una tormenta mediática de la mano del piloto alemán Sebastian Vettel, que tan pronto como puso un pie en el paddock reveló que Ferrari nunca le ofreció ni siquiera renovar su contrato, declaraciones a más de un mes de distancia de que el equipo anunció la llegada del español Carlos Sainz para 2021.

Más de 30 días tuvo Binotto para administrar la molestia de Vettel y contener su razonable enfado, y éste meditó y guardó pacientemente el cartucho para soltarlo apenas comenzara la temporada.

El director de Ferrari solo atinó a decir que la situación del coronavirus había pesado en la no renovación de Vettel, declaración que solo pone en evidencia su poco tacto para manejar pilotos y gestionar crisis.

Por lo que se ve, 2020 será un trago amargo (otro más) para los tifosi, a menos que Ferrari esté guardando algo y sorprenda dando un golpe de autoridad, lo cual a estas alturas parece improbable. Terminar en los puntos parece hoy la meta para Ferrari, un objetivo demasiado pobre para un equipo de su historia y tradición.

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