La máxima categoría vive días complicados en los que la economía mundial, castigada por el coronavirus, demanda más que nunca pilotos con experiencia o nuevos valores que cuenten con el respaldo de patrocinadores, los cuales hagan rentable su estancia en la parrilla.

Pocos son los pilotos que han llegado y permanecido en la Fórmula 1 sin el respaldo de marcas y patrocinadores. No es un secreto que sean personas con recursos o con apellidos con trayectoria previa, los que tienen mayores oportunidades de llegar a la F1. Otros han comprado su asiento, como Niki Lauda con Brabham, casos más extraños están como el de Justin Wilson que buscó cotizar con su nombre en la Bolsa de Valores británica para costear su asiento, o el del mexicano Luis Chapulín Díaz que organizó su propio Chaputón para pagar una prueba con Prost, que no logró.

El proceso para llegar a la máxima categoría toma un promedio de 8.5 años, desde kartismo y correr en categorías menores. Según Formula Money el proceso ronda los 7.5 millones de dólares, que en 80% de los casos son financiados por las familias, o bien, ingresando a programas de pilotos, como los de Ferrari o Red Bull.

Un asiento de F1 cuesta unos 40 millones de dólares anuales, y en una economía global como la actual, cada dólar cuenta.

Lejos están los días en donde detectores de talentos como Peter Sauber, ponían su ojo en categorías de desarrollo para debutarlos y después venderlos ya cotizados a equipos grandes, tal como hizo con Heinz Harald-Frentzen, Kimi Raikkönen, Felipe Massa, Robert Kubica, Sebastian Vettel o el mismo Sergio Pérez, cuyo caso fue un poco distinto. Su llegada implicó un respiro económico para Sauber, que la pasaba mal económicamente y el arribo del mexicano representó contar con nuevos y frescos patrocinadores, lo que sería replicado con Esteban Gutiérrez.

Un piloto debe representar imán para inversión en la máxima categoría, así como patrocinadores para sus equipos. A nivel país es un factor para llevar una carrera y la consecuente derrama económica, tal como sucedió con Checo, que permitió el regreso del Gran Premio de México, o con Verstappen el de Holanda.

Pilotos sin respaldo económico van dejando la categoría como siempre, como ocurrió esta semana con Haas, en donde se anunció que su actual dupla dejará el equipo en 2021, para quizá dar paso a pilotos promovidos por Ferrari.

Pilotos en peligro de no correr la próxima temporada además de lo mencionados son muchos, desde el mismo Checo Pérez hasta Esteban Ocon, George Russell, Nicolás Latifi o Alex Albon.

El dinero puede comprar un asiento, pero lo cierto es que solo se puede permanecer en la F1 con otro factor que no se compra: el talento.

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