Que si Senna es mejor que Hamilton, que si Schumacher es el más grande de todos los tiempos, que si Pedro Rodríguez ha sido el mejor bajo lluvia, que si Alonso es un as, que si Checo merece un auto mejor... Son varios de los grandes debates que sólo los apasionados a la máxima categoría entienden. Ese deporte que amamos y que este fin de semana celebra 70 años de historia, desde aquel primer en 1950, que ganó Giuseppe Farina en un Alfa Romeo.

Mi afición a los autos de competencia viene desde niño. Sin embargo, a pesar de mi amor por los coches, no era seguidor de carreras. Las competencias eran en mi imaginación y ahí el ídolo era el que les escribe.

Pero llegó el final de la década de los 80 y algunos amigos insistían en un deporte llamado Fórmula 1. Fue ahí cuando comencé a seguir a Ayrton Senna y debo aceptar que su muerte (1994) me impactó. Tenía 20 años cuando él murió en la curva Tamburello y fueron las primeras lágrimas que derramé por la pérdida de alguien no cercano.

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Mi gusto por la F1 tuvo entonces una pausa, aunque seguir a Adrián Fernandez en la IndyCar me hizo retomar los fines de semana de carreras por TV. Pero en 2000, mi afición se convirtió en pasión. Recién me desempeñaba como editor de una revista cuando tuve la oportunidad de hacer mi primer viaje de prensa fuera de México. Fue al Gran Premio de Italia. Me tocó entrevistar a Jacques Villeneuve, campeón de F1 e IndyCar, quien buscaba construir un equipo ganador. También pude charlar con Marc Gené, quien comenzaba en Minardi. Experiencia inolvidable.

Desde entonces, no me he perdido una sola carrera; 20 años ya. Devoré libros de historia sobre la máxima categoría, además de miles de horas de video con las carreras de Fangio, Clark, Senna, los hermanos Pedro y Ricardo Rodríguez, Stewart, Fittipaldi, Mansell, Lauda... Una lista interminable de cosas que me perdí en vivo, pero que fui descubriendo y gozando.

Encontré historias apasionantes de personajes como François Cevert, Peter Revson o James Hunt, las de estos inspiradores y románticos caballeros de las décadas de los 50, 60 y 70, sobre todo porque se jugaban la vida apostando por no ser de los cinco o seis pilotos que fallecían cada año.

Tuve el privilegio de trabajar en un proyecto editorial en el que pude invitar a colaborar al célebre Jo Ramírez, además de entrevistar al mismo Michael Schumacher durante sus años dorados con Ferrari.

Vivir para contar las historias del deporte que más me apasiona es un privilegio que la vida me ha dado y que comparto contigo, querido lector y compañero de pasión. Que vengan otros 70 años de Fórmula 1, los cuales espero estar aquí para seguir compartiendo.

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