A poco menos de un mes de la elección interna por la Dirigencia Nacional de Morena y después de la sesión ordinaria rumbo a este proceso interno que se realizó en días pasados, vale la pena mencionar lo que se vuelve imprescindible en esta importante elección: practicar la democracia.

Morena es un movimiento que ha hecho cambios profundos, de fondo y de forma, y es hora de demostrar que la transformación está ocurriendo desde dentro. Este proceso de renovación de su Dirigencia es una gran oportunidad para mostrar que no son iguales a todos los partidos.

Ante las distintas visiones de cómo dirigir Morena analicemos las alternativas de manera muy concisa. Yeidckol Polevnsky, actual dirigente de Morena, ha recorrido un largo camino en política, donde ha protagonizado grandes escándalos, desde desacuerdos con importantes figuras de su partido, hasta diversos indicios de corrupción en los congresos locales donde Morena es mayoría.

Bertha Luján, a quien -tal vez- en su casa la conocen, ha demostrado nula capacidad de gestión desde el Consejo Nacional de Morena y un gran conflicto de interés.

Por su parte, Mario Delgado , desde las diferentes posiciones que ha ejercido durante su vida política ha demostrado su gran capacidad de liderazgo ofreciendo importantes resultados : diseñó e instrumentó diversos programas sociales como ‘Impulso Joven’, fue pionero en impulsar la protección a los ahorradores defraudados, así como la aprobación de mayores recursos para entidades y municipios y fue reconocido como uno de los Young Global Leaders en 2011. En su función como coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados ha sido conciliador y un punto de unión ante las diversas visiones.

Están en juego 15 gobernaturas para el año 2021, así como la cámara baja. Ojalá esta elección no se caracterice por el triunfo de intereses propios, si no que vaya por el mejor postor. Sin simulaciones, con debate de ideas y muy importante, con transparencia en el padrón.

El reto de Morena y su nuevo dirigente será acompañarse de trabajo, estrategia y figuras que puedan defender lo avanzado con miras de permanecer liderando en las próximas elecciones. Siempre priorizando el escuchar a la gente.

El riesgo es que mientras el presidente mantenga su popularidad, Morena no corra con la misma suerte en 2021. ¿Vale la pena asumirlo?

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