A lo largo de tres décadas, el IFE-INE ha garantizado la organización de elecciones libres, auténticas y periódicas con altos estándares de calidad. Los procedimientos han evolucionado debido a cambios legales, procesos de mejora continua, innovaciones tecnológicas y al nuevo paradigma de derechos humanos previsto en el artículo 1º de la Constitución que obliga a todas las autoridades a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.

Este año, el INE cumple 30 años de autonomía . Las sucesivas reformas electorales permitieron liberalizar el espacio político, fortalecer a las instituciones electorales y favorecer una mayor competitividad política con elecciones más equitativas. Durante estas tres décadas, el IFE-INE ha sido una institución fundamental en la consolidación de la democracia en México.

Desde 2014, el Sistema Electoral Nacional se articula bajo un esquema de coordinación entre autoridades. El INE y los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) trabajan conjuntamente para organizar las elecciones locales. La expedición de una legislación electoral general transformó de manera integral el régimen político-electoral para concebirlo como un modelo que deja de operar de manera aislada para interactuar y complementarse entre sí permanentemente.

A tres décadas del nacimiento del IFE, el Instituto se ha consolidado como un órgano autónomo, profesionalizado e independiente. Los distintos actores políticos han depositado su confianza en el INE y el reconocimiento internacional es patente. Esto se refleja en el creciente aumento de sus atribuciones y su responsabilidad para coordinar el Sistema Electoral Nacional con el fin de homologar y elevar los estándares de la organización comicial en México, así como su participación en asesoría técnica a distintos países.

El próximo 4 de abril se renovarán cuatro integrantes del Consejo General, máxima instancia de dirección del INE. Y en el último trimestre del año iniciará el proceso electoral más grande de la historia de México por el crecimiento del padrón electoral, que superará los 96 millones de mexicanos, y el número de cargos públicos en disputa, alrededor de 3 mil 500. En 2021 concurrirán los comicios federales para renovar a los integrantes de la Cámara de Diputados, que podrán reelegirse consecutivamente por primera ocasión desde su prohibición en 1933, con elecciones locales en todo el país, incluyendo 15 gubernaturas. En tal contexto, el INE deberá enfrentar importantes retos:

Primero, fortalecer la coordinación con los OPLE. La homologación de calendarios electorales ha llevado a una mayor concurrencia de los comicios y, con ello, un esfuerzo mayor para lograr estandarizar los procedimientos, respetando las particularidades que imponen las leyes locales.

Segundo, impulsar la cultura política democrática y la educación cívica. La desafección a la política, la polarización y la difusión de noticias falsas son caldo de cultivo para una baja tasa de participación y desinterés de la ciudadanía en asuntos públicos. El INE tiene la oportunidad de coordinar la política de educación cívica con los OPLE y sus aliados estratégicos.

Tercero, consolidar el salto tecnológico para mejorar y reducir el costo de las elecciones. La prueba piloto con urnas electrónicas que se implementará en Coahuila e Hidalgo este año apunta en la dirección correcta, pero todavía existen áreas de oportunidad en el diseño del PREP, la capacitación y la logística electoral.

Cuarto, garantizar elecciones más incluyentes. Por mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el INE tendrá que implementar una prueba piloto para garantizar el derecho del voto a las personas en prisión preventiva en 2024.

Quinto, en ausencia de legislación específica sobre las reglas que deberán de operar para la reelección de legisladores federales, el Instituto deberá de instrumentar las acciones necesarias considerando los precedentes jurisdiccionales.

Por último, pero no menos importante, el INE debe defender su autonomía. Para cumplir con todos los retos por delante es indispensable que la autoridad ejerza sus atribuciones con independencia, sin intromisiones, ni concesiones. Los ciudadanos y los actores políticos deben tener la seguridad de que la autonomía es el blindaje constitucional que permite la organización de elecciones apegadas a los principios de legalidad, imparcialidad y objetividad.

Especialista en temas electorales.

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