La crisis del coronavirus ha despertado a los gobernadores. Varios se han erigido en contrapesos al creciente poder de López Obrador. Cómo enfrentar la pandemia y reactivar la economía son dos temas que separan y enfrentan a ambas autoridades. ¿Quién gana y quién pierde, políticamente hablando, en este episodio?

Hay quienes sostienen que los mandatarios estatales van ganando la partida. Enrique Alfaro, en Jalisco, o Mauricio Vila, en Yucatán, son los ejemplos más mencionados. Esta visión, sin embargo, olvida que por cada gobernador con altas calificaciones hay probablemente un mayor número que no las tiene. Por ejemplo, en Veracruz, el panel cualitativo online de Closer Consumer registra críticas constantes al mandatario local: “el señor Cuitláhuac no ha hecho nada… no saben qué hacer con el dengue, menos con el Covid”.

Para tener una visión general de la actuación presidencial y de los gobernadores, en la última encuesta nacional de Buendía&Laredo, publicada ayer en EL UNIVERSAL, preguntamos cómo calificaban su actuación en lo general y en áreas específicas. Así, 65% de los mexicanos evalúa positivamente a AMLO por su desempeño al enfrentar la pandemia. Los gobernadores reciben un porcentaje similar aunque ligeramente menor: 59 por ciento. Las medidas aplicadas para disminuir los contagios cuentan con mayor respaldo: 75% para AMLO y 71% para los gobernadores.

En el ámbito económico las opiniones son críticas pero todavía favorables para los dos niveles de gobierno: 60% califica muy bien/bien las medidas presidenciales para reactivar la economía del país, mientras que 55% ve con buenos ojos las disposiciones aplicadas por los gobernadores con el mismo propósito. En cuanto al apoyo a la economía familiar, 65% evalúa de manera positiva a AMLO y 57% a los gobernadores.

De lo anterior se desprenden varias observaciones. Primero, en promedio, el presidente López Obrador goza de mayor respaldo que los gobernadores. Habrá entidades donde ello no ocurra pero son excepciones a la tendencia general. Segundo, hay más apoyo para las medidas sanitarias que para las medidas de reactivación económica. Tercero, la intensidad del respaldo es mayor para el presidente que para los gobernadores. Los ciudadanos critican más a los gobernadores y no les dan calificaciones tan favorables. Esto es particularmente notable en el tema de ayuda económica a las familias: el balance de opinión (positivos menos negativos) es de +35 para AMLO y de +20 para los gobernadores. Esto probablemente se debe a que el gobierno federal cuenta con mayores recursos que los estados para asistir a las personas afectadas por la pandemia. La gente lo reconoce y también lo recompensa.

Quizá el punto más importante de la comparación entre AMLO y los gobernadores es que, a nivel de opinión pública, no se trata de un juego de suma cero. Al contrario, si a AMLO le va bien al gobernador también le va bien. Si al presidente le va mal probablemente lo mismo ocurra con la suerte del mandatario estatal. Este patrón se conoce como aprobación genérica y responde a la satisfacción o insatisfacción generalizada con la situación del país (J. Stimson, Tides of Consent). Los datos muestran que la gran mayoría de quienes aprueban lo realizado por López Obrador frente a la pandemia también aprueban la gestión de su gobernador. Aunque influye el partidismo, se trata de una evaluación institucional. Si le va bien a uno le va bien al otro. Ello debiera ser un poderoso incentivo para la cooperación entre los diferentes niveles de gobierno. Son naves que se encuentran en las mismas aguas. Las tormentas los afectan por igual.

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