Hace un par de meses se dio a conocer un dato sobre la opinión pública estadounidense que, debido a la crisis del coronavirus, pasó prácticamente desapercibido en nuestro país. Me refiero a la mejoría en la imagen de México entre el público del país vecino. De acuerdo a la organización Gallup, que año tras año mide la imagen de varios países en EU, 67% de los ciudadanos tiene una opinión favorable de México, el porcentaje más alto desde 2005, año en que registró 74% (“Mexico´s Favorable Rating Improves to 15-Year High”, 3 de marzo, 2020). El cambio de 2019 a 2020 fue de 8 puntos porcentuales, de 59 a 67 por ciento. Para Gallup, esta mejoría puede deberse a la firma del acuerdo comercial entre los tres países de Norteamérica, al cual 80% de los entrevistados considera como “bueno para la economía de EU” y solo 13% lo considera como malo. El respaldo al acuerdo, además, se inscribe en un contexto de mayor apoyo al libre comercio entre los estadounidenses: 79% cree que el libre comercio es una “oportunidad para el crecimiento económico” y solo 18% cree que es una “amenaza para la economía”. Desde esta perspectiva, la mejoría en la imagen de México se debe a la renovación del acuerdo comercial con Estados Unidos y a la prosperidad asociada al libre comercio.

Pero hay otra narrativa posible. Tiene que ver con la inmigración, en especial con la política mexicana de cooperación con el gobierno del presidente Trump y con la mano dura hacia los migrantes centroamericanos. El acercamiento de la política migratoria mexicana a los planteamientos del gobierno vecino puede ser la razón detrás de la mejoría en la imagen de México. En combinación con la caída histórica en la migración mexicana hacia Estados Unidos, la política de mano dura hacia los centroamericanos puede haber modificado la percepción que algunas personas, especialmente los republicanos, tienen sobre nuestro país.

Menciono algunos datos que hacen plausible esta explicación. En primer lugar, son los republicanos quienes cambian de manera dramática su percepción sobre México. En años anteriores, menos de la mitad de ellos tenía una percepción positiva de México y ahora 58% lo hace, lo que significa un crecimiento de 13 puntos porcentuales en un año. La opinión de los demócratas literalmente no se movió. Este cambio en la opinión pública coincide con el cambio en la política migratoria de México hacia los centroamericanos.

En segundo lugar, es de sobra conocido que los simpatizantes republicanos son más sensibles al tema migratorio que el resto de la población. Como ha señalado el Chicago Council on Foreign Relations, los republicanos empezaron a percibir la inmigración como una “amenaza crítica” a partir de 2004 (Republicans and Democrats in Different Worlds on Immigration”, 8 de octubre, 2019). Es justo en ese periodo (2004-2008) donde la imagen de México se deteriora abruptamente entre los republicanos, al pasar de 72% de opiniones positivas a solo 48% (serie de Gallup). Hoy, una abrumadora mayoría de republicanos considera la migración una “amenaza crítica” y apoyan (83%) que aumenten las deportaciones de migrantes indocumentados (Pew Research Center, “Americans Inmigration Policy Priorities). Por ello es posible que el acercamiento mexicano a las posturas migratorias de la administración Trump haya despertado simpatías entre los republicanos. La misma administración Trump ha reconocido que la cooperación de México en materia migratoria ha superado “lo que cualquiera creía posible” (“Trump Pushed Mexico To Block Its Border”, The New York Times,24 de enero 2020).

La cercanía de la elección estadounidense, sin embargo, puede convertir una mejor imagen en algo pasajero. México fue en 2016 una “piñata” política para Trump y es probable que ocurra otra vez. Ello traería consigo una postura más crítica del electorado republicano hacia el país. Además, todo está cambiando a partir de la crisis del coronavirus. La globalización es ya una de las primeras víctimas. Con ella caerán las actitudes de tolerancia y apertura al mundo exterior.

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