En la interesante película Crisis: 1975 se dice que Nikita Jrushchov le dijo a Richard Nixon: “Si la gente cree que hay un río invisible, no les digas que no existe, constrúyeles un puente invisible”. Así hay que proceder ante la presidenta Sheinbaum, sobre todo ante sus propagandistas y sus decenas de millones de admiradores: su gobierno es pobre; se acabó la oligarquía; no hay militarización; queremos mucho a los migrantes; las mujeres llegamos juntas; no hay desabasto de medicinas; somos el país más democrático del mundo; no hay desempleo; la derecha internacional, los comentócratas atacan a la 4T porque defienden sus privilegios; no hay nepotismo, ni corrupción en el gobierno de la presidenta Sheinbaum; no hay represión; los muertos y desaparecidos son parte de la campaña carroñera en su contra; la economía va muy bien; la violencia ha bajado; no hay pleitos en Morena; ante Trump no hay sumisión sino defensa de la soberanía. Un listado digno del Día de los Inocentes.

No se trata de una conducta psicópata La Presidenta es una militante convencida del castrismo desde su juventud. No hay que buscarles chichis a las víboras.

El priismo, el castrismo y el morenismo consideran a la democracia representativa como una farsa, a sus instituciones —la separación de tres poderes— como un obstáculo contra la soberanía popular, a las libertades de manifestación, reunión, expresión, como una práctica de golpismo suave contra el poder popular.

El “marxismo” de los rojos de salón o redentores millonarios es “verdadero”, sí consideran que hay “una revolución de las conciencias”.

Nikita era muy sabio, no tiene sentido “pelearse” por la “patente” de la franquicia castrista, que sigan creyendo que hay un río invisible.

Una ruta tan perversa de esa hegemonía priista, castrista, morenista, produjo esta gran estafa de la Cuarta Transformación.

Como se consideran “revolucionarios”, han demolido todos los organismos autónomos y harán una “reforma electoral” para “ejercer la mayoría que el pueblo les otorgó, el pueblo y solo el pueblo pone y quita gobiernos”.

Bajo esa “lógica”, palabra que les encanta a los “camaradas” del CEU Histórico, se requiere evitar la alternancia. Nada de “pinches”, “trampas” para que “regrese el neoliberalismo”.

La “democracia burguesa” era una “fase” para “acumular fuerzas” que le costó mucho al “pueblo verdadero”, el cual tuvo que vencer “fraudes”. Sería “una locura” “regalarles el poder” mediante unas supuestas “elecciones democráticas” Nada de eso.

Cuando “el pueblo” fue sacado del poder, como ocurrió en Nicaragua con Violeta Chamorro, con la derrota del PT en Brasil, la derrota de Evo Morales en Bolivia y otras más, orquestadas por “el imperialismo”; regresó la “oligarquía”, el neoliberalismo. Por eso en Venezuela, dice la presidenta Sheinbaum, respetamos la “autodeterminación” de su pueblo y tenemos profundo respeto por Maduro.

Lo mismo en Nicaragua y no se diga en la Cuba revolucionaria, con la dinastía de los Castro, aunque El Cangrejo”, nieto de Raúl Castro, sea multimillonario en un país “con economía de guerra” producto del “bloqueo imperialista” al que combatimos enviando millones de barriles de petróleo y contratando a miles de médicos, aunque trabajen en condición de esclavos.

Habrá que hacer una revisión de “cuándo se jodió el comunismo”, cuando se inició la ruta que nos llevó de la utopía a la pesadilla. Tanto a nivel planetario, como la de la larga marcha del castrismo.

Por qué se produjo ese “enredo” del priismo con el castrismo, cuántas semejanzas hay de sus vínculos con los cárteles de Medellín y las de Morena con los de aquí. Pero no olvidemos que es 28 de diciembre, que tal que sí hay “ríos imaginarios”.

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