El pasado 24 de agosto se efectuó en la CDMX la Primera Asamblea Nacional de “Futuro 21” que, con el registro legal del PRD, se propone construir una nueva organización política nacional que sea alternativa frente al acelerado proceso de deterioro de nuestro régimen democrático protagonizado desde la Presidencia de la República.

Esta plataforma política se ha ido construyendo con diversas organizaciones que habían solicitado su registro ante el INE, así como con intelectuales, académicos y personalidades de la sociedad civil, todos ellos liberales, demócratas, progresistas y socialdemócratas, que comparten preocupaciones por la destrucción sistemática de las instituciones de la República y la concentración desmedida y enfermiza del poder en un solo individuo, que amenaza con cancelar libertades y derechos individuales y sociales, entre ellos del de la libertad de expresión.

Además, comparten propuestas y compromisos para recuperar la senda del crecimiento económico, la generación de empleos bien remunerados, combatir verdaderamente la corrupción, la impunidad y la inseguridad, asignar recursos suficientes a la salud, educación, ciencia y tecnología; superar la desigualdad social, afianzar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, defender el equilibrio de poderes y órganos autónomos como el INE y CNDH y la preservación del medio ambiente.

“La necesidad crea el instrumento” decían los viejos científicos. Hoy la necesidad de construir una alternativa democrática frente a un gobierno de corte dictatorial exige la creación de un instrumento superior para abortar ese peligroso proceso y cambiar la correlación de fuerzas mirando al 2021 mediante la convocatoria a la ciudadanía. Es un reto enorme, por eso vale la pena hacer a un lado caducas fronteras ideológicas o las procedencias políticas de quienes hoy quieren sumar esfuerzos.

Futuro 21 es un experimento inédito que exige tolerancia para convivir en una amplia pluralidad, para construir un partido de corte socialdemócrata que se ubicaría como partido de “centro-izquierda”. La realización de la Asamblea atrajo inusitadamente la atención de los más diversos medios de comunicación, incluidas las redes sociales. Unos para informar con objetividad, otros para saludarlo como un hecho positivo y no pocos para descalificarlo como una “suma de resentidos” o “acto de desesperación”. Varios de ellos reportaron el hecho como “la desaparición del PRD”, “el PRD cede su registro a Futuro 21” o “el PRD cambia de nombre”.

En realidad, se trata de una parte, no de la desaparición ni la cesión de registro, sino de evolución del PRD hacia un estadio superior, a cuyo servicio se ha puesto su registro legal, con responsabilidad y generosidad. De otra parte, es la expresión de la voluntad de convergencia de organizaciones, liderazgos y ciudadanos libres (mujeres, y hombres) para construir una fuerza superior, confiable y creíble ante la sociedad para frenar el autoritarismo y erigirse como alternativa democrática. No es un “TUCOM” (“Todos Unidos Contra Morena”), sino en favor de la República, la democracia y las libertades.

El hecho de que, desde redes sociales manejadas por el gobierno, así como con artículos de opinión firmados por “intelectuales orgánicos” de la llamada 4T, denosten a Futuro 21, denota la preocupación de que, frente a la falsa izquierda gubernamental, se forje y consolide una fuerza socialdemócrata que dispute la mayoría en el 2021. El mantenimiento o el posible cambio de nombre deberá ser resultado de varios estudios de opinión para decidirlo todos juntos, el PRD y Futuro 21. Hoy el PRD se mantiene y en unos meses decidirá democráticamente su futuro con el respaldo de millón y medio de afiliados, siempre con la convicción de seguir sirviendo al país y sus causas democráticas.

Exdiputado federal

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