En el afán de mantener a como dé lugar el poder presidencial y concentrarlo en una sola persona, el gobierno de AMLO ha llegado al extremo de utilizar la campaña de vacunación con propósitos electorales, y hacer de la vacuna, la nueva “despensa electoral” para “comprar” votos a costa de la salud de la población.

Y en lugar de disponer de los centenares de miles de trabajadores del Sistema Nacional de Salud para hacer una campaña masiva y urgente, utiliza a su ejército electoral (pagado con recursos públicos), los llamados “Servidores de la Nación” para encabezar las 19 mil brigadas de vacunación organizadas con 10 personas de las cuales, solo dos son médicos o enfermeros.

En realidad no les importan los más de 150 mil muertos (más un 45% según el INEGI) y el millón 800 mil contagios en el país, ni el sufrimiento y dolor que embarga a todas esas familias, ni el peregrinar de miles de personas en busca de oxígeno para sus seres queridos; como tampoco que México sea considerado como “el peor lugar para vivir en la pandemia”, de entre 53 países evaluados; ni que tengamos los más altos índices de mortalidad.

Nada de eso les importa. Solo les interesa sacar raja política de la desgracia de cientos de miles para tratar de apuntalar su proyecto político demagógico y autoritario.

Por cierto ¡una campaña de vacunación sin un verdadero plan nacional, sin coordinación con los gobiernos estatales... y sin vacunas suficientes! A tal grado que —hasta ahora— desconocemos qué cantidad de vacunas han llegado a nuestro país ni de qué laboratorios.

Pero ahí no termina el descaro. Morena, el partido del presidente, usó las imágenes de la llegada de las primeras vacunas a México para sus spots de precampaña y los difundió con el cintillo de “Tiempo cedido por Morena para el cuidado de la salud”, spots que el INE obligó a retirar por tratarse de material engañoso.

La verdad es que Morena nunca cedió ni tiempo ni dinero para mitigar la pandemia; fue una falsa promesa, manipulación.

Por todo eso, un amplio sector de la sociedad duda que el Presidente se haya contagiado, y crea que es una acción para victimizarse. A ese grado de desconfianza hemos llegado como resultado de la frivolidad y la irresponsabilidad gubernamentales.

Todo esto se da en medio de un escenario en el que se han acentuado serias amenazas y golpes contra libertades y avances democráticos.

Ahí tenemos la pretensión de acabar con la imparcialidad y la neutralidad del INE con el propósito de regresar a desequilibrar la cancha del juego, el golpeteo y descalificación cotidianos desde el gobierno a los partidos de oposición, el seguir usando las “mañaneras” como instrumento de propaganda electoral para beneficiar al partido oficial y la pretensión de someter plenamente al Tribunal Electoral, cuyos magistrados tienen la obligación de cumplir su papel de jueces constitucionales y no la de emitir resoluciones “a modo” de los caprichos del presidente de la República.

¡Fuera mascaras! Por eso debe seguirse insistiendo en que la campaña de vacunación salga del ámbito electoral y se maneje como un asunto de Estado, un asunto de Seguridad Nacional. Igualmente insistir en que el INE mantenga su decisión de cancelar la transmisión de las “mañaneras” en cuanto inicien las campañas electorales en marzo, y resuelva la exigencia de desmontar al “ejército electoral privado” del presidente de la República, los “Servidores de la Nación”, por inconstitucional.

Solo de esta manera tendremos un proceso electoral democrático con cancha pareja en los comicios del próximo 6 de junio, como condición para cambiar la correlación de fuerzas y reorientar el rumbo del país en bien de la mayoría de las y los mexicanos. Vale la pena unir todas las voces y esfuerzos para lograrlo.

Presidente Nacional del PRD

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