El resultado más importante y lamentable de la consulta para la revocación del mandato (CRM) fue la revelación del grado extremo al que ha llegado el incumplimiento de la ley en todos los estratos y rincones sociales, comenzando con el presidente López Obrador .
La realidad política post-consulta difiere radicalmente de la previa. Hasta ahora, la principal motivación política del elector fue apoyar el combate contra la corrupción. Basado en una realidad incuestionable y dolorosísima, un país corroído por la corrupción en todas sus actividades, AMLO captó ese sentir e hizo de su combate su principal bandera de campaña. Eso ya no podrá continuar.
El 53% de la población piensa que después de tres años de gobierno de la 4T la corrupción sigue igual (encuesta GEA-ISA), casi la mitad (48%) considera que no se han realizado acciones para evitarla, solo 27% (su voto duro) cree que López Obrador ha tenido éxito en combatirla, y 82% dice que hay corrupción en el gobierno federal. AMLO y Morena ya perdieron la posibilidad de ofrecer una respuesta a ese reclamo central del electorado.
Viendo hacia adelante se identifican otras exigencias más sentidas, algunas nuevas como la de la seguridad, y otras añejas, como la del cumplimiento de la ley. El comportamiento de casi todos los actores políticos durante la revocación de mandato llevó el “incumplimiento de la ley” a un clímax sin precedente; la flagrancia y el cinismo con que la 4T violó las normas dejó a millones de mexicanos en una profunda desesperanza de lograr que, durante su vida, en México se cumpla la ley. ¿Qué se puede esperar cuándo el presidente de la República, jugando al sarcasmo, afirma “no me vengan con eso de que la ley es la ley”? Espetó esa ofensa en un país donde más de 80% del electorado desea vivir en un país donde se cumpla la ley (encuesta UNAM). Sin embargo, dolorosamente, también hoy 50% considera que en este país no se cumple la ley.
¿Será tan ingenuo el presidente López Obrador que crea reparable el daño que causó en el electorado exhibir a su secretario de Gobernación y a su comandante de la Guardia Nacional violando flagrantemente la veda electoral y haciendo uso de bienes públicos para su proselitismo político? ¿Alguien en Morena pensará que es reparable la difusión de la imagen de su presidente disfrazado de chofer para acarrear electores de Morena a la CRM? ¿Habrá manera de expiar a los gobernadores de Morena que promovieron por escrito al electorado a concurrir a la consulta para la revocación? ¿Creerá la jefa de Gobierno que sus gobernados son tan ingenuos para no reconocer su abierta promoción de la CRM en la concentración multitudinaria que encabezó en el monumento a la Revolución?
Como el rey, López Obrador y sus principales cortesanos caminaron desnudos por México y sus supercarreteras digitales. La incontenible ambición de AMLO por el poder lo llevó a organizar la CRM, y cerrado como es a escuchar opiniones contrarias a la suya, la impulsó con todos los medios a su alcance. Al hacerlo, de nuevo violó la ley y, como es su costumbre, no escuchó las advertencias de muchos de que con su comportamiento violaba la ley. No hay remedio, con la CRM ratificó ante toda la nación su desprecio por la ley, diga lo que diga.
Lo más grave es que dada la frecuencia, flagrancia y cinismo con la que la viola, quedaron inermes todos los ciudadanos mexicanos. Con ello se elimina por completo la esperanza de vivir en un Estado de Derecho, bajo el imperio de la ley, pues quedó claro que al no respetar la Constitución, destruye el principio básico de que es menester cumplirla para proteger a los ciudadanos. Quizás entonces, también los ciudadanos desfilamos desnudos ante la impunidad de quienes deberían protegernos de los abusos del Estado y del poder.
Mi voto es para quien cumpla la ley.