Hace unas semanas, el jefe del comando norte del ejército de Estados Unidos, General Glen VanHerck, de la fuerza aérea, señaló que entre 30% y 35% del territorio nacional mexicano está controlado por el crimen organizado. Desde luego, el gobierno de México rechazó tal aseveración, lo que me pareció correcto.

Sin embargo, tres hechos nos podrían confirmar lo que señala el ejército de nuestro país vecino:

1. Ataques contra candidatos: como nunca, el crimen organizado está amenazando y atacando a candidatos. Hasta ahora, van 262 agresiones contra políticos, de los cuales 65 han sido asesinados, de acuerdo con la consultoría Etellekt. Las narrativas de las dirigencias partidistas coinciden en que el crimen es ya una fuerza real, un poder fáctico que difícilmente se puede ignorar. No sólo piden los puestos en materia de seguridad, ahora, también piden obra pública para aumentar ingresos y poder “lavar” recursos de procedencia ilícita.

2. Retos frontales: también es más común que el crimen organizado ya no tenga miedo a aparecer en medios de comunicación y redes sociales. Antes, amenazaban a la prensa para no “calentar la plaza”, buscaban discreción y anonimato. Ahora, al contrario, despliegan intensas campañas en redes sociales para mostrar armamento y retan continuamente al Estado. Ahí está el caso de Aguililla, Michoacán, donde, a pesar de la visita del nuncio apostólico, Franco Coppola, antes de llegar y en cuanto se fue, los cárteles reiniciaron los ataques contra la población, las vías de comunicación y la policía estatal. Por cierto, las fuerzas federales no fueron vistas en este lugar, a pesar de la visita del diplomático.

3. Secuestro de la Guardia Nacional: hace unas semanas, en las inmediaciones de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, alrededor de 50 elementos de la Guardia Nacional fueron retenidos por pobladores, según reportó el diario Chiapas Paralelo. Se acusó a la Guardia Nacional de entrar “sin autorización” al poblado. Hoy sabemos que la Guardia iba acompañando a inspectores del Instituto Federal de Telecomunicaciones y del municipio, quienes estaban intentando ubicar una estación de radio clandestina llamada “Radio Zapote”. La misión fue un fracaso y, para liberar a todos los detenidos, un elemento de la Guardia Nacional tuvo que regresar a San Cristóbal, buscar 40 mil pesos y volver para pagar el rescate de sus compañeros y demás funcionarios. Obvio, la estación clandestina sigue operando, situación que es todo un chismerío entre los radiodifusores del sureste mexicano. Pero que las fuerzas federales hayan tenido que pedir permiso para recorrer comunidades y luego de su “infracción”, pagar un rescate, es algo pocas veces visto.

Así las cosas. Es muy penoso aceptar que el porcentaje que estimaron los estadounidenses sobre el descontrol en varias zonas del país podría ser real. Esto no nos conviene a los millones de mexicanos que somos personas de bien, que pagamos impuestos y que apostamos por un mejor país.

Ojalá pronto existan mejorías en los temas de seguridad y control territorial. Parece que las prioridades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y del gobierno federal no están donde deberían. Prefieren pelearse con medios, analistas y usuarios de telefonía (por el “nuevo” padrón de móviles), que con el crimen organizado.

Twitter: @JTejado

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