Parece que se empieza a consolidar una narrativa de que en México hay censura para los medios de comunicación, para las personas y hasta para los políticos. Y es que, en los últimos días, varias personalidades se han referido a ésta. Primero, el senador republicano Marco Rubio inició con los señalamientos; luego, varios funcionarios del Departamento de Estado estadounidense, incluido el secretario Antony Blinken, así como la vocera de la Casa Blanca , Jen Psaki. De más lejos vino una resolución del Parlamento Europeo que observó con preocupación el ambiente tan crítico que viven los periodistas y la libertad de expresión en México.

Pero en nuestro país han existido también pronunciamientos sobre lo endeble que está la libertad de expresión por parte de todo tipo de actores. Desde la ONG Artículo 19, especializada en la defensa de la libertad de expresión, hasta todos los industriales que se agrupan en la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión ( CIRT ), quienes se manifestaron contra la nueva normatividad censora que, desde la Corte, se les quiere imponer para dizque defender a las “audiencias” con intervención oficial. Y, claro, los ataques a varios periodistas desde oficinas de gobierno y, en particular, desde Palacio Nacional, por conducto del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Pero también el bloque oficialista de la 4T en la Cámara de Diputados —conformado por Morena, el PT y el PVEM— se quejó de las limitantes legales que tienen para hablar de sus logros, sus funciones o dar su opinión sobre la revocación de mandato a la que se someterá el Presidente en menos de un mes.

Y, desde luego, lo más delicado son los periodistas que han muerto estos años; particularmente en este 2022 ya suman ocho, incluida la joven conductora deportiva cuyo cadáver apareció en el Ajusco.

Así, el ambiente en torno a la libertad de expresión en México es sombrío por todos lados y desde las ópticas de todos los actores involucrados. La diferencia es que, si eres del partido oficial, tienes la posibilidad de cambiar aquello que te estorba. Así lo hicieron los diputados del bloque oficial para anular la ley electoral y varios criterios del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) al pasar un acuerdo “interpretativo”, para darle la vuelta a la norma electoral en las restricciones que impone a funcionarios respecto a la “propaganda gubernamental”. Sí creo que la normatividad electoral en México oprime la libertad de expresión, así que comparto la reforma que impulsó el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, no así el momento en que lo hizo.

Pero la mayoría de los actores que quieren ejercer la libertad de expresión en México no cuentan con las facilidades para, de un plumazo, cambiar leyes o aquello que les afecta, como sí lo pudo hacer el bloque legislativo de la 4T.

Todo lo de arriba para señalar que, si tantos y tan variados actores se están quejando de cómo se está asfixiando la libertad de expresión en México, quizá es momento de que, desde el Congreso de la Unión (no desde el gobierno federal), se estudie una serie de cambios de políticas públicas que aseguren que la libertad y la seguridad de todos esté garantizada. Ya no nada más son los opositores al gobierno quienes se quejan de tanta restricción o autocensura a la libertad de decir lo que se piensa en México. Así de mal andamos.

Cambiando de tema. Las malas influencias luego son copiadas, como la del polémico despacho de abogados que acudió a juzgados locales en Jalisco para intentar censurar (previamente) a concesionarios federales de televisión, como lo es TelevisaUnivision , con el pretexto de evitar que se transmita una bioserie. Nunca se había intentado algo así. Una muestra más de lo mal que están las cosas en lo que debería ser nuestra muy valorada libertad de expresión. Sin ella, todo se pone en riesgo.

Twitter: @JTejado

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