Debido a la pandemia ocasionada por el Covid-19, el gobierno federal ha celebrado acuerdos necesarios con la iniciativa privada (IP) para enfrentar mejor la crisis de salud pública, mismos que también logran pintar un retrato de una administración menos radicalizada contra el sector privado.

Destacan los acuerdos para el uso de hospitales privados, y el de instalaciones y reconversión de Centros Teletón y del Autódromo, pero los más importantes son los firmados en las últimas dos semanas: el acuerdo para iniciar virtualmente el ciclo escolar 2020-21 con transmisiones por los canales de las televisoras privadas, y el firmado con la Fundación Carlos Slim para la producción y distribución de la posible vacuna que trabaja el laboratorio AstraZeneca.

El primer gran acuerdo, el de las televisoras, según la herramienta de medición digital Xpectus, alcanzó en redes sociales a 71 millones de personas. La actitud de la conversación digital hacia los concesionarios que lo firmaron (Emilio Azcárraga, Benjamín Salinas, Olegario Vázquez y Francisco González) fue 37% positiva, 33% neutral-informativa y 30% negativa. Al empresariado le fue muy bien, incluso entre las redes afines a la 4T y, obviamente, al presidente Andrés Manuel López Obrador le fue mucho mejor, al obtener 17% de conversación positiva, 63% neutral-informativa y únicamente un 20% negativa.

Sin embargo, el anuncio que más conversación digital generó fue el de la Fundación Slim y la probable producción de vacunas en México y Argentina, con un alcance de 144 millones de personas.

La percepción de este último es en extremo favorable para Carlos Slim: 53% de positivos, 40% neutrales-informativos y apenas 7% de negativos. Ayudaron mucho a este sentimiento digital las conferencias y declaraciones que la familia Slim dio con posterioridad al anuncio oficial de Palacio Nacional. En cambio, el Presidente tuvo 41% de positivos, igual número de neutrales que Slim y 19% de negativos, a pesar de anunciarse una necesaria vacuna. Las críticas hacia el gobierno y hacia su titular fueron en el sentido de que se colgaban de los logros de la IP, y que el ingeniero había sido aliado de Carlos Salinas de Gortari, acérrimo rival de López Obrador.

Ojalá la vacuna en cuestión sí se logre y su distribución sea universal y gratuita. También, habrá que conocer los detalles del número de vacunas a producir, tiempos, rentabilidad y quiénes serían los primeros en recibirla el próximo año, en caso de que las pruebas clínicas en México, Estados Unidos e Inglaterra sean exitosas.

Además de lograr darle la vuelta a la pandemia con una vacuna de por medio, los acuerdos del gobierno con la IP pueden reanimar a inversionistas extranjeros y nacionales para volver a destinar sus recursos hacia México. Las cancelaciones del NAIM, de la planta cervecera Constellation Brands y los constantes cambios regulatorios en materia energética han minado el ánimo de los inversionistas. Tal vez con estos acuerdos, que nacieron de la necesidad de paliar los efectos del Covid-19, este gobierno se anime a ser más conciliador y constructivo con el resto de la IP.

Y quizá el principal empresario del país logre, por primera vez, una plataforma para cristalizar una opinión pública favorable que finalmente lo ponga como un benefactor real, esto luego de que en 2010 rechazara donar la mitad de su fortuna para fines de asistencia social, proyecto de Warren Buffett y Bill Gates, a diferencia del resto de las 40 personas más ricas del mundo. Esto también lo pone en la antesala de casi cualquier cargo político, aunque es algo que hasta ahora él ha rechazado.

La iniciativa de la Fundación Carlos Slim para pagar la producción de vacunas contra el coronavirus en México y su aplicación a millones de personas sin recursos merece ser reconocida.

Twitter: @JTejado

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