En 2014, la Ley de Consulta Popular fue aprobada y abrió la puerta para conocer la opinión de la ciudadanía en temas relevantes. El próximo 1 de agosto tendremos nuestra primera consulta organizada por el INE y versará sobre el “esclarecimiento de decisiones políticas tomadas en años pasados”. Así de genérico el tema, luego de que la Suprema Corte reformuló la pregunta que le envió el Congreso de la Unión para cuidar aspectos de Derechos Humanos. Aunque para el presidente Andrés Manuel López Obrador y Morena , la misma consulta está siendo promovida como un juicio a los expresidentes.
Y aquí es donde empiezan los problemas: al Presidente y a Morena no les gustó la pregunta que se hará y están promoviendo otra que no es. Tampoco les gustó que la publicidad en tiempos oficiales en radio y TV empiece hasta el 15 de julio, pero fue Morena el que propuso posponerla, justo para no afectar la propaganda del gobierno federal meses antes de la consulta. De igual forma, no agradó al gobierno que el INE le solicitara 890 millones de pesos (mdp) para realizarla. La SHCP no le dio recurso alguno y el instituto la tendrá que hacer con ahorros del proceso electoral del 6 de junio pasado.
Así, al Presidente, a su gobierno y a su partido no les pareció cómo quedó la pregunta relacionada con sexenios anteriores y, por ello, es que no le dieron dinero al INE para realizarla.
Dado que el INE se va a quedar sin “ahorros” luego de esta consulta, no tendrá cómo hacer el referéndum de revocación de mandato del Presidente, programado para marzo de 2022. Y no veo, en la precariedad económica que está viviendo el país, que la Secretaría de Hacienda autorice la obscena cantidad de 9 mil mdp que pidió López Obrador del INE para llevarla a cabo. Este podría ser el pretexto para no hacerla.
Aunque, también es probable que Morena no quiera hacer un referéndum respecto del Presidente, pues en varias zonas del país se podría perder, afectando a sus potenciales candidatos, particularmente en el Valle de México . Así que, además de la falta de recursos, los gobernadores de Morena no quieren ponerse a prueba en las urnas, y menos cuando no traen el voto de la clase media y que la revocación versa sobre su jefe.
Quizá por ello nadie ha empezado a recolectar las firmas necesarias (3% de la lista nominal de electores) para realizar el referéndum sobre la permanencia o no de López Obrador. Y es que, aunque el Presidente acabe ganando la consulta, habrá algunos gobernadores y dirigentes de su partido que saldrán “raspados”. Ante ello, es más probable que se organice algún sondeo no oficial, como el que se hizo para cancelar el aeropuerto en Texcoco o la planta cervecera en Mexicali .
Lo que más nos conviene a todos es que no haya un referéndum que polarice más al país. Además, es inútil por varias razones: 1) para hacerlo vinculante, se requiere que 40% de la lista nominal vote en el mismo, lo que difícilmente pasará. En las pasadas elecciones, donde se elegían gobernantes locales que importan mucho al electorado, votaron 47% de los ciudadanos.
Y, sobre todo, 2) en caso de que el Presidente perdiera la revocación de mandato, no pasaría nada. Esto, pues ya hay un criterio del Poder Judicial Federal de que estas consultas no aplican a quien está en el cargo al momento de la aprobación de la reforma respectiva; es decir, no hay retroactividad. Esto deriva de un litigio del año pasado entre el gobernador Javier Corral y el priismo estatal, por el cual pretendieron solicitar una consulta para revocarle el cargo, pero la Sala Superior del Tribunal Electoral resolvió, por unanimidad, que no era procedente (expediente JDC 134/2019).
Así pues, los actores políticos tienen razones de más para no realizar la revocación de mandato de López Obrador. Tienen todos mucho que perder y poco o nada que ganar. Por ello, es probable que algo se inventen para no hacer consulta alguna sobre la permanencia del actual Presidente de México. Todo pinta para ser una simulación.





