“Se habla poco de la Virgen María en los Evangelios, y su culto no se desarrolló sino hasta después de la extensión del cristianismo”, escribió Jacques Le Goff y refiere que “el culto mariano se desarrolló primero en Oriente, en el mundo bizantino, desde el Concilio de Éfeso (431). En Occidente empezó a afirmarse en la época carolingia (finales del sigo VIII y principios del siglo XIX), pero sobre todo durante el gran desarrollo de la cristiandad, del siglo XI al siglo XIII. La liturgia contribuyó mucho a esa promoción, en particular en el área musical y artística. En la Alta Edad Media, la Virgen era esencialmente la madre de Dios; sólo adquirió una personalidad más precisa cuando la imagen de Jesús se humanizó hasta convertirse en el Cristo que sufre más que el Cristo resucitado y victorioso de la muerte: así, la transformación de la imagen de Cristo dotó a María de una vida humana más rica y completa con respecto a la de él”.

Sostiene asimismo que “el arte fue el gran vehículo de la promoción de María y el culto mariano. A partir del siglo XII, la imagen de María invadió los frescos de las iglesias, los oratorios y los altares. María sentada, con frecuencia con el pequeño Jesús en sus rodillas, se convirtió también en un tema importante de la escultura. Las catedrales exaltan también la imagen de María: en numerosas esculturas y pinturas preside o reza. Su nombre le fue dado a numerosas catedrales que con frecuencia remplazaron el del primer mártir a quien habían estado dedicadas, como la de San Esteban, primer mártir. Así, a partir de finales del siglo XII, la nueva catedral de París ya no era la catedral de San Esteban, sino Nuestra Señora de París”.

En Oriente y en Occidente no han dejado de sucederse arquitectura, escultura, pintura, música, literatura que proceden de las apariciones de la Virgen María en los Evangelios. Otras representaciones pueden permanecer secretas.

“El culto de la Virgen María en la Iglesia romana es completamente contemporáneo de la poesía de los trovadores. Hay una doble exaltación de la mujer en los siglos XII y XIII, en el espacio profano de la poesía y en el espacio religioso de la Iglesia”, advirtió Franc Ducros en una de las conferencias que sostuvo en septiembre de 1991 en la Universidad de Guadalajara que devinieron el libro Claves poéticas de la Divina Comedia. “Pero en la poesía de Dante es el único que logra constituir una figura femenina homóloga a la Virgen María, quien fue pensada por San Bernardo como la figura de mediación entre la humanidad que vive y el dominio metafísico, el espacio divino. La Virgen María es la mujer en que Dios ha descendido, es el lugar de articulación, de mediación, entre lo humano y lo divino. Esto en el orden teológico tiene que ver con la salvación eterna de todos los hombres. Eso es en el orden religioso, pero Dante al inventar a Beatriz, inventó una figura para la poesía y para su poesía propia, de una lógica similar a la de la Virgen María en el orden teológico. Beatriz es la que permite a la palabra de Dante articular lo humano y lo divino”.

Durante años, Käthe Kolwitz se dedicó a crear una escultura: Madre e hijo, conocida como La Piedad, cuyo origen se halla en la muerte de su único hijo en los primeros meses de lo que se conoce como la Primera Guerra Mundial. Terminó su escultura entre 1937 y 1938 y no ha dejado de ser inquietante...

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